"Top model" - Imagen pública

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Angelópolis - Imagen pública
Angelópolis – Imagen pública

por Alejandro Vázquez

Una chica arreglada y de bastante buen ver se pavonea mientras pasea por Angelópolis. Se pavonea porque es una chica cosmopolita, que sabe apreciar las ofertas que exquisitos lugares como Liverpool o Palacio de Hierro ofrecen a sus clientes nivel Quintessentially. Ella sabe que está ahí, y que su valía la ha colocado en ese lugar… no como esos mugrosos nacos cuyo color de piel, más morena que la suya, los delata como tales. Mira su reloj, y decide que es hora de irse.

Pero mientras sale siente que, de alguna manera, hay algo que no embona. Con todo, decide omitir esa pequeña disociación y hacerse la loca mientras cruza los casi trescientos cincuenta metros del puto estacionamiento de la plaza comercial, atraviesa el bulevar usando el puente peatonal y sube a la Ruta Azteca más tuneada con la que cuenta el concesionario.

"Top model" - Imagen pública
«Top model» – Imagen pública

Juro por el excelentísimo Norberto Rivera que este fenómeno es bastante frecuente en la BundesrepublikPipoland. Y también juro que, para emitir el siguiente juicio, cuento con bastante evidencia empírica: por más que queramos creerlo, aún no somos primermundistas. 😦

La verdad, es que todo esto está bastante jodido. No se trata (tanto) de nuestra imitación pedorra de los centros comerciales de Gringolandia o de Uruapans, sino de la posición que pretendemos tomar dentro del contexto en el que vivimos: se trata de un contexto con niveles de segregación y discriminación racial/socioeconómica/por orientación sexual cabronamente altos, en donde aquellos que tienen la vara alta son aquellos que se pudren en dinero, generalmente producto de estafas o de la explotación de otros seres humanos.

El gran problema es que muchos de nosotros estamos pendejamente desubicados.

Vacaciones en la "playa" - Imagen pública
Vacaciones en la «playa» – Imagen pública

δ“O sea: nos fuimos de vacaciones a Cancún por Navidad. La zona hotelera está hermosa: deberías ir alguna vez.”

Claro que te fuiste a Cancún por Nabidá. Pero el querer acreditar tu “poderío” económico ante el otro con una frase así es una pinche falacia, porque sabes perfectamente que no saliste de la terminal 2 del aeropuerto ni mucho menos hiciste tres horas de viaje; en realidad saliste del Paseo Bravo en un camión que por la gracia divina de Jesucristo Redentor se mantiene en pie, con un frío de la v*rga y haciendo un tortuoso trayecto de 27 horas.

¿Zona hotelera? A nosotros cafés-con-leche no nos sacan de ahí porque la calle es de libre tránsito. Ahí sólo se usan dólares y sabemos que ni tú ni yo los hemos ocupado más que como un amuleto que por azares del destino llegó a nuestras manos. O sea, neta: pls.

"Caucásicas" - Imagen pública
«Caucásicas» – Imagen pública

δ“Ay, es que esa chica es muy bonita: qué lástima que sea morena.”

GÜEY. POR FAVOR: GÜEY. Me imagino que con ese tipo de ideas cualquiera podría llegar a pensar que si Jítler reencarnara elegiría nacer en México para hacer de ésta tierra fecunda en caucásicos su Cuarto Reich. Ya: mírense en un pinche espejo, por favor. Somos un hermoso revoltijo: ¿Qué acaso no se dan cuenta?

Con éste tipo de opiniones, sólo se pueden deducir dos cosas de las personas que las emiten:

1.- Son unos pendejos.
2.- No saben de lo que se pierden.

COMBO.- No, en serio: NO LO PINCHES SABEN. D:

*el joven columnista jalonea de manera sexy su hermoso cabello de obsidiana, gime y se orgasmea revolcándose en el suelo pedorramente mientras lo hace*

Tienda Aldo Conti - Imagen pública
Tienda Aldo Conti – Imagen pública

δ»Empleados de Aldo Conti –la tienda de trajes más exclusiva del mundo mundial– riéndose con sorna de una marcha contra la reforma laboral»

Estos empleados son, casi siempre, machos alfa de los chingones. Por esta razón, es un enigma –al menos para mí– que se rían de la tremenda ensartada que el Estado les va a poner. Yo sé que ir a trabajar con un saco tan guango que hasta los hombros cuelgan es algo que muy pocos hombres de éxito son capaces de hacer. También sé que llegar a ganar dos mil pesos al mes trabajando durante doce horas es el tipo de vida que todo mexicano querría llevar. Y por supuesto, sé que la verdad es que lo mejor para el desarrollo humano habría sido que este tipo de empleos no se hubiese creado jamás.

Ya, en serio: empleados. De Aldo Conti.

Riéndose de otros bajo la suposición de que ellos sí están chido.

Y no: no estoy diciendo que ser empleado esté mal, sino que ser empleado sin consciencia de su precaria situación laboral nos habla de una inteligencia mutilada y de una pendejez abrumadora.

Consciencia de clase. Y sí: probablemente el editor de la revis me colgará de los güevos por chairo, pero pues así es la Bida.

Quesadillas - Imagen pública
Quesadillas – Imagen pública

δ»¿Tú crees que ese pinche naco me llevó a comer quesadillas con la señora de la 14?»

Ésta es una chica igual o más cosmo que la descrita al principio. Vive en Amalucan, viaja en combi, se maquilla con Jafra, chismosea en féis con una laptop comprada con crédito Coppel a 36 meses, se chinga el internet de su vecino y está estudiando la preparatoria en una escuela “de paga” (propiedad de la esposa de un importante directivo de la BUAP) por trescientos pesos mensuales. Y a diferencia de cualquier cosa que ella pudiese decir… no, no es por su gusto; fue rechazada en el examen de admisión de la BUAP.

Y todo esto tampoco estaría mal si no fuese porque la chica no tiene ni perra idea del contexto en el que vive: no sabe por qué fue rechazada (o sea, las verdaderas razones), no sabe que no pertenece a la clase media (LOL: OCDE, yúnúub.), y lo que es peor: no sabe que lo más seguro es que esté metida en el mismo barco que el morrito que, probablemente con mucho esfuerzo y de todo corazón, le invitó las quecas.

El Kevin - Imagen pública
El Kevin – Imagen pública

δ»- La naca de la Mirna me llegó ayer y la mandé a la mierda.
– Jajajaja ¿Por qué?
– Ay, no mames: ¿Cómo voy a andar yo con esa pinche prieta?»

Kevin Moxxo: Siento decirte que tus rayitos rubios de cien varos no te convierten en un ariazo. Tampoco el esmárfon que te trajeron de reyes ni mucho menos las perfos que te hizo el Brayan. Vives en el puto Tamborcito, y tu bandita dista mucho de tener el pegue que tienen los güeyes de GuánDairécshon. Para acabarla de fregar eres más moreno que ella y con esa pinche actitud mierdera –y con ese físico– ninguna supermodelo caucásica te pelará, porque para ella tú eres horrendo. Lo más jodido es que esto último tampoco está chido.

En suma: para de mamar, por el amor del Redentor.

KABOOM: El no apreciar que una chica te diga que le gustas es una mentada de madre no sólo para la chica en cuestión, sino para la humanidad. Y esto aplicaría incluso si fueses lo que crees erróneamente ser.

Also: no fuiste planeado. Pero bueno: yo tampoco.

Creo que se entiende el punto, pues.

Ortografía - Imagen pública
Ortografía – Imagen pública

δ“Una bonita que escribe con mala ortografía, una fea más»

Esto es el cenit de la pendejez, puesto que son generalmente personas consideradas como “feas” por los cánones de belleza impuestos por nuestro contexto las que dicen esto para autoadjudicarse un lugar no tan pitero dentro de la estructura social. Una estructura social cuya naturaleza no deja lugar para grises, puesto que para ella eres feo o eres bonito. Fóquing punto.

Compararse con otros e intentar ir con una corriente que nos aborrece es algo imbécil: es como si la zorra del columnista fuese violado y para aminorar la afrenta dijese algo como “Oh, pero a mí no me fue tan mal porque fue un chino el que me violó: al otro cabrón lo violó un negro… ¡ja! Pobre pendejo. Es que no soy tan feo y por eso estoy chido”.

En resumen: nadie con el mínimo atisbo de sentido común y dignidad estaría de acuerdo con unos estándares económicos, sociales y/o estéticos que se erigen como una afrenta directa contra su existencia: pretender que somos lo que nos dicen que debemos aspirar a ser es negar nuestra existencia, nuestra esencia, nuestro pasado y, con toda seguridad, nuestro futuro.

Y sí: la congruencia es una guerra diaria… pero creo que bien vale la pena pelearla.

Besitos a todos, los ama su humilde servidor.

Miau. ❤

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