HOJA EN BLANCO - IMAGEN PÚBLICA

La hoja de papel

HOJA EN BLANCO - IMAGEN PÚBLICA
HOJA EN BLANCO – IMAGEN PÚBLICA

por María Mañogil

“El tiempo, eso que pasa y no lo vemos hasta que un día nos damos cuenta de que no nos queda mucho, al menos no el suficiente para hacer todas aquellas cosas que siempre quisimos hacer, pero que pospusimos por falta de ganas”. Es curioso ver cómo cambia el valor de las cosas, de los momentos, dependiendo del tiempo que se vayan a quedar a nuestro lado. El tiempo lo cambia todo, pero no sólo porque lo deteriora y lo envejece, sino por la perspectiva desde la cual miramos. Si no fuésemos capaces de medir el tiempo siempre veríamos las cosas tal y como nos parecieron que eran cuando las vimos por primera vez; también a las personas.

Por suerte, el tiempo nos cambia.

HOJA EN BLANCO - IMAGEN PÚBLICA
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LA APARIENCIA

No me gusta esa frase que dice: “Las apariencias engañan”. No me gusta porque es una gran mentira. Los que nos engañamos somos nosotros al empeñarnos en mirar sólo lo que tenemos delante. Todo está a la vista, pero no lo vemos porque si de entrada no nos gusta la superficie ya no nos molestamos en mirar hacia el fondo. Nos perdemos lo más bonito del océano porque lo que flota lo catalogamos como basura. No son, por lo tanto, las apariencias las que engañan, es nuestra manía de ponerle nombre a lo que no sabemos ni lo que es.

Yo dejo una hoja de papel en mi escritorio todos los días. Es la misma hoja en la que garabateo mientras pulso sobre la tecla de descolgar el teléfono cada vez que éste suena. La misma sobre la que se tatúa un círculo cuando, sin darme cuenta, dejo mi vaso apoyado sobre ella. La que soporta el roce del viento y las diminutas gotas de lluvia que entran por la ventana. Por la noche me acompaña y vela mi sueño desde la mesita y mi mano la acaricia a la mañana siguiente cuando apago el despertador. Antes de salir de casa la doblo por la mitad y la guardo en mi bolso, donde espera pacientemente la hora de comer, momento en que la libero para que vuelva a ocupar su lugar en el escritorio.

Esa hoja de papel lleva mi nombre escrito en la parte superior. Lo escribí el día en que la arranqué del cuaderno y ni siquiera recuerdo porqué, aunque imagino que quizás iba a escribir otra cosa y se me olvidó.

Esa hoja es lo más parecido a mí que poseo y aunque esté arrugada, sucia o deteriorada, es el reflejo de lo que soy, ya que ningún otro objeto habla tanto de una persona como aquello que recoge las sobras, lo que no se expresa, lo que no se ve.

Una persona no es lo que dice, ni lo que hace, ni siquiera lo que piensa. Es el conjunto de todo eso sin que interfiera nada del exterior. Una persona es quien es cuando está sola y nadie  la observa y en cualquier otra situación es sólo una imagen de si misma, la imagen que quiere dar o la que quieren ver los demás.

HOJA EN BLANCO - IMAGEN PÚBLICA
HOJA EN BLANCO – IMAGEN PÚBLICA

LA INTERPRETACIONES

Me encanta cuando voy a una entrevista de trabajo y me hacen la pregunta final, esa que parece ser la clave para conseguir el puesto sea lo que sea que hayas dicho antes y sean cuales sean tus aptitudes: “¿cómo te defines?” Creo que es una pregunta con trampa, ideada por alguno de esos psicólogos que contratan las empresas para trabajar en el departamento de recursos humanos. Nadie es tan estúpido como para definirse y cada vez que escucho esa pregunta me dan ganas de contestar: “Contráteme y mientras me observa defíname usted si puede”.

Intentar definirnos es la mayor pérdida de tiempo que existe y me da mucha pena que haya gente que se empeña en querer definir a los demás, en juzgarlos y en ponerles etiquetas. Luego se quejan de que no tienen tiempo y el poco que tienen lo dedican a hacer un reportaje sobre alguien a quien creen conocer por lo que ha dicho, por lo que ha escrito o por lo que ha hecho y presumen de ver el interior de las personas cuando ni siquiera se han asomado.

Interpretar es muy fácil y hasta un idiota puede hacerlo, pero los idiotas lo hacen creyendo que no se equivocarán nunca e incluso divulgarán la información errónea, que llegará hasta otros, mucho más idiotas, que la creerán.

No digo que no sea posible interpretar las palabras o las acciones de alguien, pero para ello habría que hacerlo desde un lugar privilegiado, lejos de influencias externas que modifican y ensucian lo que de verdad somos y lo confunden con lo que aparentamos ser.

Nadie ha visto la hoja de papel que lleva mi nombre, por lo tanto nadie sabe lo que escribo en esa hoja cuando sé que es sólo mía y que nadie va a tener acceso a leerla, ni siquiera a tocarla. Lo que escribo ahí es lo que soy desnuda, limpia y sola; lo que estoy escribiendo ahora siempre estará deformado, primero por lo que pretenda expresar y segundo por lo que quiera entender quien lo lea.

Las personas interpretamos porque creemos que nos sobra el tiempo. Si supiéramos lo poco que nos va a quedar mañana nos dedicaríamos sólo a vivir y a estar con quienes queremos estar, independientemente de lo que pensemos o de lo que piensen los demás, pero es mucho más cómodo dejar que las opiniones de otros nos influyan porque así, el día que se nos acabe el tiempo, no seremos del todo responsables de haberlo perdido. La responsabilidad será de los otros.

Hoja en blanco - Imagen Pública
Hoja en blanco – Imagen Pública

PREJUICIOS

Los prejuicios son eso que inventamos para justificar el juzgar a alguien antes de ponernos en su piel y cada prejuicio que inventamos está basado en el miedo. La persona que tenga la osadía de juzgar a otra debería hacerlo al menos eliminando todo lo que no pertenece a esa persona, por ejemplo los problemas que tenga, porque un problema no es parte de una persona, es algo que lleva colgando y que se puede soltar en cualquier momento.

Yo he visto a gente apartarme de su lado porque tengo problemas y me han apartado como si yo misma fuese el problema. No creo que nadie sea un problema, pero sí lo es la falta de voluntad y coraje para querer acercarse a los demás por lo que son y no por lo que tienen, ya que al final, nadie tiene nada cuando lo pierde, ni bueno ni malo. Cuando se nos acaba el tiempo, lo único que queda es la hoja de cuaderno con nuestro nombre escrito, que, invisible o no, todos llevamos encima y es la que en verdad nos define porque nadie la ha tocado, excepto nosotros mismos.

Hoja en blanco - Imagen Pública
Hoja en blanco – Imagen Pública

EL VALOR

Quien se atreve a acercarse a alguien que no conoce, a hablarle, a escucharle y a intentar saber más sobre sus sentimientos, olvidando la primera impresión que le causó esa persona y sin importarle la opinión de quienes piensan que no vale la pena ni acercarse a ella, demuestra gran valentía. Lo contrario es ser cobarde.

Si todos rechazáramos o aceptáramos a los demás basándonos en la primera impresión, la mitad del mundo estaría solo y la otra mitad estaría mal acompañado.

La mayor cobardía que existe es dejarse guiar por los prejuicios y seguir usándolos para buscar adjetivos y colgárselos a las personas para definirlas, para juzgarlas y para apartarlas de nuestro lado aunque las queramos, porque no son lo suficientemente buenas para conservarlas junto a nosotros y que nos acompañen en el camino mientras gastamos el tiempo.

4 comentarios en “La hoja de papel”

  1. Por fin encontré ese tiempo necesario para leerte. Ese tiempo que me sobra, pero que no siempre es el óptimo para hacerlo con la tranquilidad con que quería hacerlo.
    Me gusta. Me gusta mucho y además me interesa el tema de tu reflexión. Nunca he escrito nada sobre eso, pero he pensado mucho en ello y alguna que otra vez lo he comentado en alguna tertulia.
    Es muy interesante el tema de los prejuicios y lo es más el de las interpretaciones.
    Los que usamos de este medio, (internet), tenemos mucho que decir sobre eso. Los que hemos conocido mucha gente por aquí, que les hemos intentado conocer por lo que escribe y hasta como lo hace. sin tener el prejuicio, que nos condiciona su físico, su edad, o lo que tu llamas «sus problemas».
    Cuantas veces he pensado en ello. Cuanta gente valiosa habremos dejado en el camino, cuando la casualidad nos ha hecho cruzarnos con ellas, por culpa de esos prejuicios de que hablas.
    Porque es falso eso que tanto decimos de que lo que nos importa es el interior de las personas. Mentira. Si que nos importa y mucho. Tanto, que de ello depende el que lleguemos a conocer o no a una persona.
    A veces uso un ejemplo para convencer, a quien me quiere escuchar, de la importancia que damos al físico o a esos problemas que tu usas en tu artículo, con un ejemplo: Por aquí, donde no estamos condicionados por esos prejuicios, somos capaces de hablar con cualquiera, sean guapos, feos, jóvenes, viejos, enfermos, borrachos o con cualquiera de esos problemas que pueden acompañar a la gente. ¿Lo hacemos igual cuando nos ponemos a su lado en la cafetería? Obviamente, no.
    Por eso, hay que reflexionar sobre si es más objetiva la primera opinión que nos produce el otro, cuando tenemos el dato de «su problema», o cuando le conocemos sin esos prejuicios. Soy de la opinión que la vista no nos suele dejar ser objetivos. La vista nos cierra las puertas a otros datos de más interés. La vista nos produce ceguera.

    Perdona que haya sido tan extenso mi comentario, pero el tema es tan interesante, que de no controlarme, seguro acabo haciéndolo más extenso que tu propio artículo.

    Gracias por regalarme este rato tan agradable María. Ahora a esperar el próximo.

    Un abrazo: Ángel

  2. Gracias, Ángel, por tu comentario. En realidad es una prolongación de mi artículo, ya que has añadido algo muy importante que yo no había mencionado, y es el tema de internet, donde interactuamos con personas de las que no conocemos su edad, ni su apariencia física y en ocasiones ni su sexo. Como bien dices, quizás si coincidiéramos con esas personas en una cafetería no nos acercaríamos a ellas ni ellas a nosotros. En cambio, al eliminar la barrera de los prejuicios, tenemos la posibilidad de tratar directamente con «el individuo» y excluir todo lo que no pertenece a él.
    Abrazos.

  3. Hi Maria, yo he leido horita misma tu historia y tras he leido a Angel, nada mas que platicar, cuando leas a Angel tu piensa que yo digo lo mismo, mas aniado tu tienes mucho dentro de tu y yo creo sabes plasmar lo muy bien in letras, eso se llama tu ser muy muy bueno escritora, ok, yeah!
    Virginia Alvarez

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