Archivo de la etiqueta: arte contemporáneo

Lectura sobre Lecturas: Arte contemporáneo mexicano en el Museo Amparo

Lecturas de un territorio fracturado - Fotografía por Job Melamed
Lecturas de un territorio fracturado – Fotografía por Job Melamed

por José Luis Dávila

De a poco, desde hace años, me fui inmiscuyendo en el arte contemporáneo a modo de espectador y, más tarde, cuando consideré haber adquirido el conocimiento mínimo necesario para pasar a la acción de expresar las razones de mi gusto, empecé a escribir sobre los museos que visitaba, los artistas, las experiencias con la pieza y las personalísimas reflexiones que, aunque redunde, me provocaban las reflexiones de los otros. Y mientras más veía, más quería pensarlo, comentarlo, apropiarlo. Porque, en gran medida, para eso es el arte: entender en uno algo que se genera desde la obra con el fin de cuestionar lo que nos rodea y establecernos desde un punto crítico.

Quizá esa sea la razón que más me atrajo. Mucho más cuando hay arte mexicano que se ocupa de desarrollar ese tipo de cuestionamientos sobre la identidad, la violencia, las convenciones sociales y morales, las creencias religiosas, o incluso del mismo acto creativo. El arte contemporáneo mexicano es una geografía híbrida que debe ser explorada a fondo, meticulosamente, con el interés que merece. Por ello, creo que es un gran logro la nueva muestra Lecturas de un territorio fracturado, la cual expone parte de la colección del Museo Amparo en un esfuerzo por dilucidar los cómos y qués que provienen desde la década de los 90’s y se topan con la actualidad.

Lecturas, curada por Amanda de la Garza y Cecilia Delgado, encuentra su hilo conductor en la concatenación de estilos y crea pasajes que se cuentan a sí mismos dentro de las salas, puentes que se establecen no para conectar tiempos ni lugares, sino ideas que se concretan en la experiencia de aquél que los recorre.

Es, pues, un ensayo hecho exposición, una argumentación sobre las preguntas que el arte arroja en México y posibilita conclusiones latentes, aunque no unívocas, que buscan ser desentrañadas. Una exposición para debatir y comentar, para acercarse al arte contemporáneo mexicano con la curiosidad justa que me recordó los motivos por los cuales me he quedado en esta línea de gusto estético y que, estoy seguro, despertará el gusto de todos los que se acerquen a ella.

Arte y experiencia: sobre Entramados, Sin límite y La unción de Mercurio

por José Luis Dávila

Una de las grandes preguntas que esta década nos pide responder es por qué apreciamos el arte contemporáneo, la cual es, en principio, algo sencillo de resolver, pues en la actualidad ponemos al gusto fuera del circuito para centrarnos en el mensaje, es decir, apreciamos el arte contemporáneo debido a la fuerza de lo que transmite, a aquello que evidencia, a lo que retrata y expone; a fin de cuentas lo que valoramos es la explicación de la imagen por sobre la imagen misma, y ésta sólo es un vehículo para la información.

Por supuesto, el párrafo anterior podría resultar ofensivo para muchas personas, sobre todo para artistas, y sin embargo, no hay otra manera de expresarlo. La práctica del arte contemporáneo está viciada por el querer pertenecer a un discurso, y mientras más social mejor. Claro que esto no es malo; históricamente, el arte ha sido un referente de los cambios sociales y expresado diversas situaciones que ocurren en los entornos que se desarrolla, pero, al menos personalmente, considero que se debe hacer una distinción que al arte de nuestros tiempos se le ha olvidado y que antes era evidente: la tendencia y el compromiso.

De un lado, la tendencia aspira a ser vista, no hace caso de las formas, pone la esencia estética al servicio de lo que quiere decir para poder hacer ruido. Mientras, el compromiso está en la obra consigo misma, en el artista y sus intereses, lo cual provoca el cuidado de lo bello implícito, un “bello” entendido por el gusto y no por la estandarización.

Recientemente, cuando en San Pedro Museo de Arte se inauguraron Sin límite, de Patricia Fabre, La unción de Mercurio, de Jorge Llaca, y la colectiva Entramados de la pintura en Puebla, me puse a pensar en todo lo anterior, y es que al pasar por las salas que albergan las obras tuve la necesidad de cuestionarme frente a las producciones cómo es que estamos leyéndolas, si las valoramos por lo que son o por lo que dicen, si las entendemos realmente, o si de verdad tenemos que entenderlas.

Cada una de las piezas presentadas en San Pedro es una maravilla de la técnica artística. Y cada una es una experiencia diferente: Patricia Fabre nos narra un camino al autodescubrimiento, una senda marcada de inconsistencias íntimas entre las líneas y la dualidad de los colores; Llaca propone una interpretación a la espiritualidad de la razón, una instalación díptica que realza el conflicto entre el hacer y el contemplar, pero más allá, un uso del espacio y su historia para generar un tema; finalmente, Entramados se define por su título, un compendio de alto valor histórico y artístico en el cual encontrar piezas que demuestran cómo evoluciona una sociedad en su arte, cómo se ve a sí misma y el modo de apropiarse de ella por las miradas creativas que viven en ella.

Pero lo dicho no es algo que todos deban pensar, es algo que pienso yo. Como dije, una “experiencia”, misma que no se puede tener por otros, y por ello me cuestiono aún la pertinencia de apreciar al arte contemporáneo por su mensaje. Por supuesto, tener la explicación del artista y el curador resulta enriquecedor, pero lo que verdaderamente necesitamos es la opinión del espectador, pues al final es lo que hace al arte y no lo otro. El gusto elidido es un pecado que no deberíamos permitir en las galerías de nuestra ciudad a favor de la explicación cerrada, y mucho menos en muestras como las que ahora menciono, ya que al arte contemporáneo le falta la validación de esa experiencia personal e íntima que cada quien le otorga y le sobra la admiración de sus pares.

En fin, vayan y vean las obras por ustedes mismos, y pregúntense “qué veo yo” y no “qué debería ver”.

Aquí no hay radicales

 

Por Gabriel Burgos

Viernes por la tarde. Busco una dirección que se niega a aparecer y ruego el evento no sea un show más contra los hombres y el patriarcado. Aquí no hay camotes me hace sospechar que estoy por entrar en una manifestación donde se escucharán las quejas de siempre, los argumentos ya quemados contra el omnipresente patriarcado y la retórica añeja que aplaude una “igualdad” en la cual se busca encumbrar a la mujer y someter al hombre.

Doy por fin con “Restaurantero anarquista”, sede de la primera muestra de videoarte realizado por artistas poblanas. Subo las empinadas escaleras metálicas, doy un vistazo y observo la celeridad de los organizadores por poner todo en orden –acabamos de dar un taller- me dicen a modo de disculpa. Espero paciente, donde no estorbe.

7:30 p.m. El evento apenas comienza. Un retardo que estoy seguro no estaba en los planes de nadie. A pesar del reducido espacio, las diez personas que estamos ahí hacemos ver enorme el lugar; unas breves palabras de presentación y agradecimientos. Un comentario sobre el orden de los videos y empieza el desfile de imágenes.

Crucero, de Sara Minther (pionera poblana en el videoarte), abre la muestra con el triste toque de ser presentado a poco más de 3 semanas de su muerte. Una lenta espiral de imágenes capturadas por una cámara, en un crucero cualquiera, atrapa de inmediato al público, el cual repentinamente se multiplicó abarrotando el lugar. Todos los ojos y oídos son seducidos por lo cotidiano convertido en arte a través de la ruptura con el espacio y dotando de movimiento a lo estático. Al terminar estallaron los primeros (y no últimos) aplausos de la noche.

Retrato familiar continúa la muestra con una danza donde las sombras en segundo plano se funden con las manos del primero, lo femenino y lo masculino se tocan y se equilibran en un baile sensual que concluye con su fusión en las manos de un individuo que decide su propia identidad de género.

Cámara y Autorretrato rompen con el espacio, dejan a sus protagonistas vagar libremente frente a la cámara, mientras la música y el movimiento los envuelven. «Mentiras», de Lupita Dalessio, es cantada por el protagonista del video quien encuentra en una mesa a su compañero de baile, objeto que cobra vida ante el espectador.

Tres salvajes videos irrumpen en pantalla: Averiar la máquina, Alicia ya no y Autómata. El primero a través de una voz de fondo se rebela ferozmente contra las imposiciones culturales que van con “ser mujer”, mientras dos mujeres se despojan de su piel impuesta a través de los vestidos para enfundarse en su nuevo cuerpo construido íntegramente por ellas; Alicia ya no trabaja con los espacios y las referencias ya conocidas para establecer un descabellado juego del gato y el ratón en el cual la confrontación entre la mujer y su perseguidor no puede encontrar reconciliación alguna. Finalmente, Autómata, explota toda la violencia contenida contra el cuerpo femenino mediante la intervención de una fuerza externa,  pero familiar, que termina por destrozar el cuerpo frente al espectador.

Después de una hora y media se encendieron de nuevo las luces, las artistas habían conmocionado al público ahí presente y por un eterno segundo el silencio cubrió todo hasta que los aplausos nos regresaron al mundo. Contemplamos videos en donde los cuerpos que no pretendían ser perfectos, nos hablaron con voz propia sobre todos los valores culturales que se les han impuesto a través de la ropa, el maquillaje, la maternidad forzada, la sexualidad reprimida y los espacios que les corresponden por obligación.

El diálogo entre las artistas y el público enriquecieron la muestra. “Chispilla”, “Fucsia” y “La china” respondieron a las inquietudes surgidas de la exposición de sus obras. “Chispilla”, con una propuesta inspirada en la obra filosófica de Gilles Deluze, comentó que busca explorar e ir más allá de las interpretaciones, dejar a la obra hablar por sí misma. Por su parte, «Fucsia» narró que en el mito del hilo rojo encontró una fuente de inspiración, la cual se vio enriquecida con el escenario natural y la danza. Finalmente, “La china” dijo que su obra artística surge de su necesidad de crear, porque a final de cuentas “somos performance”, palabras que resumieron un pensamiento común entre las artistas que se presentaron el pasado viernes 13 de mayo. La muestra terminó, los videos pararon, las artistas se despidieron y los asistentes partieron a sus hogares, pero las obras dejaron su eco en los asistentes del evento.

Siempre es satisfactorio ver a un público conectado con el arte y más cuando éste se ofrece a explorar sus significados ocultos: empatizar con el deseo de ir más allá de los estereotipos de género, escuchar las voces que claman con fuerza y pasión su derecho a ser ellas mismas sin someterse al ominoso silencio impuesto y, sobre todo, voces dispuestas a dialogar e incluir a todos aquellos preparados a ceder contra los prejuicios de un título tan provocativo como Aquí no hay camotes.

Creación y diálogo: propuestas jóvenes en San Pedro Museo de Arte

por José Luis Dávila

Es necesario siempre estar en la exploración del arte, esa exploración que surge de las formas inacabadas que anteceden a cualquier creación, formas que expanden esa precisa exploración. Ésta es una imbricación que resulta inevitable en la juventud. Los jóvenes creadores del ahora son los que serán recuperados discursivamente por los jóvenes creadores del futuro. Así pues, es vital brindarles un espacio para hacerse públicos, para ser mirados por el presente, valorados y, entonces, decididamente trascendentes los que deban serlo.

De tal modo que la nueva exposición de San Pedro Museo de Arte, acertadamente llamada Creación en movimiento, es una ventana de oportunidad para todos aquellos que la integran. La muestra entraña justo la idea de la movilización discursiva de la creación dentro de un campo tan árido o tan fértil –depende de cómo se quiera mirar– como lo es el del arte contemporáneo, lo cual se deja al espectador decidir, pues cada una de las piezas entabla una conversación diferente con el que las observa, brindando la posibilidad de un concierto de imágenes, una polifonía visual (e interdisciplinar, sobra decirlo) que recupera a lo “contemporáneo” como una categoría artística y no sólo como una catalogación sobre aquello que busca lo reaccionario por sobre lo artístico, el cual es el mal que en la actualidad sufren muchos de los artistas.

Creación en movimiento, integrada por los becarios del FONCA, demuestra que la selección de los aspirantes y el seguimiento que se les da en el programa no tiene fallas: cada obra, dentro de sí misma, es una pieza que genera reflexiones y congenia lo material con lo estético. Sumado a ello, la curaduría consigue de que de un extremo a otro de las salas exista diálogo, exista un circuito comunicativo al que se aspira siempre en las exposiciones colectivas pero que rara vez se consigue. 

Con todo lo anterior, en esta exposición cada uno de los que entran a verla encuentra algo que le llame, algo que le mueva, algo que le haga comprender un poco más de sí, y eso es invaluable en estos tiempos en que el arte se reduce por muchos al gusto y no a la experiencia vital de la creación misma, la pasión creadora de la creación sobre el otro.

Intento de conservación: Carlos Bunga llega al Museo Amparo

por Victoria Sandoval

Como parte del programa Por amor a la disidencia 3/4, que realizan en conjunto el Museo Amparo y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM, en conferencia de prensa se presentó el pasado jueves al artista Carlos Bunga, quien inaugura su exposición Intento de conservación este sábado 14 de Junio en el Museo Amparo.

Image
Rueda de prensa

Alejandra Labastida, quien es curadora del proyecto junto con Cecilia Delgado, estuvo presente al lado del artista portugués y juntos nos hablaron de las características principales de la obra.

La pieza de Carlos Bunga, a diferencia de las de sus tres compañeros, fue creada específicamente como respuesta al espacio que se le asignó en el museo, es un proyecto nuevo y un ejercicio de conservación. Nació con la inspiración que tuvo Carlos bunga durante un viaje a Puebla y al Museo Amparo un año atrás, cuando este estaba en remodelación. La dualidad del museo, situado en una casa antigua pero conservada con toques contemporáneos, esta dualidad dio paso a otras dualidades que Intento de conservación presenta: la construcción y la destrucción, lo efímero y lo perdurable, la entropía y el orden.

Image
Carlos Bunga hablando sobre su obra

La exposición se presenta en una sala con cuatro paredes, cada una con su propio elemento hecho con cartón y pintura, materiales efímeros. Crea un juego de implicaciones ideológicas, a primera vista posee todas las características de lo minimalista, luego nos mete a la obsesión con la conservación. Alejandra Labastida lo describe como que la idea de civilización tiene que ver con poder conservar las cosas. Conviven la transformación, la temporalidad, la memoria, se pone en alto valor a lo antiguo. Es también un ejercicio de resistencia a no caer en la obsesión por la preservación del objeto del arte.

 

 

Energías y sensibilidades: entrevista con Gabriel de la Mora

Memoria, de Gabriel de la Mora - Fotografía por Victoria Sandoval
Memoria, de Gabriel de la Mora – Fotografía por Victoria Sandoval

por José Luis Dávila

En el marco de la inauguración de Ruta mística, pudimos platicar con Gabriel de la Mora, uno de los diez artistas que se unen en esta exposición gracias al curador Gonzalo Ortega, con quien ya tuvimos la oportunidad de conversar hace unos días. Gabriel de la Mora, originario de Colima, ha sido reconocido dentro y fuera del país como uno de los grandes exponentes del arte contemporáneo mexicano; su obra entreteje lo personal con reflexiones sobre la pertinencia de lo esotérico y lo espiritual en la actualidad.  

José Luis Dávila: ¿Cómo mezclas lo esotérico con lo místico, que ambas posturas se conjuguen en tus obras?

Gabriel de la Mora: No sé si lo esotérico o lo místico, pero, básicamente, a mí me llama mucho la atención el paralelo que existe entre un vidente y un artista, o entre un médium y un artista; son dos personas que trabajan con diferentes sensibilidades, diferentes percepciones, y algo que me llama la atención es que en el arte cualquier obra por más conceptual o formal que sea, siempre el primer impacto es a través de los ojos. Me llama la atención estar explorando y experimentando otras formas de ver que no sea a través de los ojos, sino de energías, sensibilidades y demás, o partes esotéricas o místicas, y los invidentes, que es por medio de sensibilidades del tacto, de colores, energías de otra forma.

Gabriel de la Mora - Fotografía por José Luis Dávila
Gabriel de la Mora – Fotografía por José Luis Dávila

JLD: En este trabajo con las sensibilidades, ¿cómo entra el retrato familiar que presentas en esta muestra?

GdlM: Esa es una obra muy compleja, hecha en el 2007; bueno se inicia todo el proceso en el 2005, duró dos años. Lo que me llamaba la atención era hacer un retrato familiar haciendo tres tiempos distintos. Curiosamente, mi papá era filosofo, escritor, y en 1993, cuando muere, descubro que fue trece años sacerdote, y eso genera un cambio muy fuerte en muchos sentidos, de una forma personal. También sabía que había muerto una hermana cinco horas antes de nacer, que era un proceso inverso: morir antes de que uno nace. Me interesaba integrar a esta hermana en el retrato familiar, a mi papá conociendo a sus nietos catorce años después de muerto, cómo creció la familia, de alguna forma, sin él, él nunca me vio como artista. Entonces, lo que me interesaba de exhumarlos era que el único elemento que iba a encontrar posiblemente era el cráneo y el pelo, de los cuales se hicieron Memoria I y Memoria III, como parte de la serie Brújula de Cuestiones –que es un título que saco de un libro, El manumiso, publicado en 1967, de mi papá– y, bueno viene un rollo muy complejo: la idea es integrar a esta hermana, que es 1971, a mi papá, 1993, y la familia al 2007, que eran 17 miembros, bueno, 19, pero había dos de un año que por cuestiones de salud y cosas así, decidimos no ponerlos. Es interesante como con la tecnología y un permiso para la exhumación, se hace una tomografía, se hacen impresiones tridimensionales escala 1:1, se ponen a la altura de cada uno de los miembros, y lo que llama la atención es que sin la información, es un tzompantli, como bien lo dice Gonzalo Ortega, pero puede ser tan particular o tan universal como quieras. Es mi familia, estoy yo, engloba muchos aspectos, cómo conviven vivos y muertos en un punto, en un retrato que nunca sucedió pero que ahí está. El factor energético es muy fuerte y hay muchas cosas detrás.

Plafones, de Gabriel de la Mora
Plafones, de Gabriel de la Mora

JLD: Con todas estas ideas que reflejas en tus obras, las energías, la sensibilidad, el punto de vista no religioso pero sí de alguna manera espiritual, ¿qué tan difícil es para ti entrar en el circuito del arte viendo que actualmente el arte se dedica más bien a conceptos muy alejados como la relación del hombre con su pasado y su vena mística?

GdlM: Ahí hay un punto interesante. Básicamente, Brújula de Cuestiones fue una exposición donde el retrato, desde el inicio de mi carrera, era una constante. Me interesaba irme al límite o a las últimas consecuencias del concepto que me gustaba manejar como ‘retrato’, y me interesaba, como tú lo dices, hacer un cierre en la parte autobiográfica. Creo que hoy por hoy, lo importante en la obra es la pieza, el artista o la persona que la genera es lo menos importante, jamás se va a ver una firma; o sea, el artista va un paso atrás o diez pasos atrás, lo que importa son las ideas, los conceptos y las piezas en sí, y todo lo que esto activa. Realmente, Brújula de Cuestiones lo que hizo fue cerrar una etapa, la etapa de la figuración, del retrato, y vienen todas estas demás series. Una empieza en 2006 y otra empieza en 2006, justo cuando estaba el proceso de los cráneos, y es interesante como Gonzalo une tres series distintas para esta exposición, que creo que tiene un sentido muy particular, pero una es el final de una etapa y una es la apertura de otra etapa, que justo sucede al mismo tiempo. Trabajo sobre periodos y cada periodo va de tres a siete u once años.

Memoria, de Gabriel de la Mora - Fotografía por Victoria Sandoval
Memoria, de Gabriel de la Mora – Fotografía por Victoria Sandoval

JLD: Finalmente, ¿qué proyectos tienes en mente ahora, qué conceptos quieres trabajar en los años que vienen?

GdlM: Hay una cosa muy importante, en el mundo del arte como que la gente trata de alejarse de los aspectos místicos, espirituales, que podrían resultar cursis o pasados de moda, o no sé que podrían ser, y también se tratan de alejar de todos los aspectos autobiográficos. Yo creo que el arte en sí es el espejo de lo que sucede en este momento, el espejo de la sociedad, el espejo de uno mismo, y todo lo que sucede a la persona que genera ideas, o que genera piezas, no le puede ser ajeno. Entonces, por más que uno quiera alejarse del aspecto autobiográfico, ni en siete reencarnaciones lo vas a hacer; es algo que tú verás si lo tomas o no. Hay aspectos emocionales, místicos, energéticos, y demás, en las piezas, pero, básicamente, lo que sucede con Memoria I es cerrar esto y abrir lo que viene en Papeles quemados, o Plafones; ahorita se está preparando una individual muy interesante, para octubre, que va a estar muy, muy fuerte, y que va a itinerar en México, Estados Unidos y quizá en Brasil, y varias exposiciones colectivas en México y en el extranjero; varios proyectos que van ligados con el desecho transformado en algo más.

Manual de estilo del arte contemporáneo, de Pablo Helguera

Manual de estilo del arte contemporáneo - Portada
Manual de estilo del arte contemporáneo – Portada

¿Debemos acostarnos con un artista cuya obra repudiamos? ¿Cómo inflar un curriculum sin necesidad de postular exposiciones imaginarias? ¿Cómo escapar de una videoinstalación eterna cuando el artista se encuentra presente? Todas estas preguntas se responden con lujo de detalle en la segunda edición, corregida y aumentada, del Manual de estilo del arte contemporáneo, la guía esencial para los interesados en jugar el juego del mundo del arte.

A partir de la más actualizada y completa información —recabada de primera mano de las grandes personalidades que hoy dominan la escena internacional—, el artista, crítico, curador o simple observador dispuestos a sobresalir profesionalmente en este difícil y competido medio, cuentan finalmente con un manual que iluminará su camino y que los acompañará paso a paso hasta la celebridad.

Después de recorrer estas páginas, incluso el principiante sin grandes aptitudes tendrá la oportunidad de lucir su sofisticación en inauguraciones y charlas elevadas sobre estética, y descubrirá que a fin de alcanzar la gloria no se requiere del menor talento, ni de noción alguna sobre la historia del arte.

→Se ha dicho del libro

“Una suerte de manual de urbanidad de la escena artística, donde el sarcasmo y quizás el cinismo trazan los pasos a seguir en la penosa coreografía hacia el éxito.”

Maurizio Catellan

“Por medio de una ironía implacable, Pablo Helguera desnuda las verdaderas motivaciones de los actores del mundo del arte.”

Mauricio Marcín, Crónica

Pablo Helguera - Imagen pública
Pablo Helguera – Imagen pública

→Sobre el autor

PABLO HELGUERA (ciudad de México, 1971) es artista visual. Su obra, que lo mismo incursiona en el performance musical, la escritura de ficción o la tira cómica, se ha expuesto en el MoMA de Nueva York, el RCA de Londres, el Museo de Arte Reina Sofía de Madrid, el MALBA de Buenos Aires y el Palacio de Bellas Artes de México, así como en distintas bienales internacionales. Si ha llegado tan lejos es gracias a que voluntariamente se sometió como conejillo de Indias a los preceptos que él mismo perfeccionó para este Manual. Con el gigantesco proyecto de arte público La escuela panamericana del desasosiego recorrió América, de Anchorage a Tierra del Fuego. Entre sus libros se cuentan: Endigness (2005), Theatrum Anatomicum (and other performance lectures) (2008), Artoons (2009-2010), Urÿonstelaii (2010) y Onda corta (2012).

Plataforma Contemporánea: Una Nueva Vía de Economía y Desarrollo Cultural

Plataforma Contemporánea - Logo
Plataforma Contemporánea – Logo

Boletín de prensa

Plataforma Contemporánea de Arte + Cultura es una asociación civil sin fines de lucro que promueve la educación cultural como medio de prevención social, así como el desarrollo del arte contemporáneo y la literatura en comunidades. La asociación, mejor conocida como PLATAFORMA, es dirigida por la historiadora del arte Dea Arjona, quien resalta que:

«La Plataforma nace como un lugar de encuentro donde los creadores pueden iniciar su carrera artística y literaria, desarrollar y fortalecer su trayectoria, generar encuentros con la comunidad y crear un archivo que permita el desarrollo de programas culturales sustentables en el futuro. La Plataforma es un espacio donde se atienden las necesidades de educación cultural en las comunidades, buscando descentralizar la producción artística y literaria en México permitiendo una educación cultural que promueva el desarrollo de sujetos críticos y reflexivos con mayores oportunidades laborales. «

El comité de asociados está conformado por: Ricardo Cervantes Vargas, socio de Chévez, Ruiz y Zamarripa, miembro de la Comisión de Derecho Fiscal y Finanzas Públicas de la BMA y del Comité de Derecho Fiscal de la ANADE. Adolfo González Olhovich, director general de TM Sourcing. Pedro E. Arjona, director general de DEISA S.A. de C.V. Dicho comité ha brindado a la Plataforma una estructura legal, financiera y administrativa sólida que permite el desarrollo de programas y proyectos sustentables.

Grupo de Trabajo - www.plataforma.org.mx
Grupo de Trabajo – http://www.plataforma.org.mx

La Plataforma cuenta con 5 programas:

1. PROGRAMA CREADORES: programa académico gratuito que dura 1 año y está enfocado en artes visuales, nuevos medios y literatura.

2. PROGRAMA ARTÍSTICO Y CURATORIAL: programa donde se invita a artistas consolidados y curadores a que realicen proyectos con y en las comunidades.

3. MESA DE ESTUDIOS: programa que busca acercar a las comunidades el arte contemporáneo y la literatura a través de talleres, capacitaciones de docentes y gestores culturales.

4. PROGRAMA EDITORIAL: publicaciones que dan cuenta de la producción cultural que se gesta en las comunidades y en las zonas de exclusión, así como archivos de prácticas y métodos que han fomentado el desarrollo cultural en México.

5. PROGRAMA DE COLECCIONISMO: programa que busca generar nuevas dinámicas de economía cultural a través de un modelo de venta de obras que genera flujo y ganancia entre los distintos actores culturales. 50% del valor de la obra es deducible de impuestos para el coleccionista y es destinado a los programas en las comunidades. El 50% restante es para que el artista siga desarrollando su carrera como creador.

Simulacro - Fotografía de Sebastián Pérez Rivera
Simulacro – Fotografía de Sebastián Pérez Rivera

A un año de haber iniciado actividades la Plataforma ha desarrollado 3 talleres integrales de arte y literatura que beneficiaron a 95 niños y jóvenes. Dos exposiciones de arte, una presentada en el Museo José Luis Cuevas (D.F. 2012) y la segunda en el festival Entijuanarte (Tijuana, 2013) donde se exhibieron obras de los creadores del Reclusorio Oriente. Un mural de 1250 m2 liderado por el artista Libre HEM, en la fachada de la secundaria Antonio Carrillo Flores en Chimalpa, Cuajimalpa. El primer Programa Creadores 2013-2014 con 30 alumnos de artes visuales, literatura y nuevos medios. El Programa de Coleccionismo que cuenta con obra de más de 30 artistas entre los cuales se encuentran:

Alejandra España
Alejandro Berea
Ángela Leyva
Carlos Jaurena Ross
Cassandra de Santiago
Christian Castañeda
Daniel Navarro
Dhear
Eduardo Alcobé
Eugenia Martínez
Gustavo Rodríguez Nava
Javier Areán
Jimena Rincón Perezsandi
Jorge Moedano
Katnira Bello
Libre Gutiérrez
Lorena Camarena
Marco Zamudio
María García Ibáñez
Miguel Ángel Cordera
Miguel Rodríguez Sepúlveda
Minerva Ayón
Pilar Cárdenas
Rafael Gaytán
Rafael Uriegas
Ricardo Atl
Sebastián Pérez Rivera
Sofía Echeverri
Tania Ximena
Tatiana Musi
Víctor Pérez-Rul Altamirano