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Demasiada felicidad, de Alice Munro

alice munro demasiada felicidad

Por Emanuel Bravo Gutiérrez

Cuando en 2013 la escritora canadiense Alice Munro ganó el nobel de literatura me sentí atraído a explorar su obra, en parte por ser una cuentista, cuyos relatos han sido equiparados con los de Chéjov y por ser llamada por muchos críticos como una de las mejores narradoras en lengua inglesa. Después de casi dos años me decidí adquirir uno de sus libros más populares: Demasiada felicidad, su título delicado y la imagen de una escritora canadiense que escribe sobre la vida cotidiana no me prepararon para lo que encontraría entre sus páginas.

Las historias de Munro en un principio parecen ser sencillas, casi anécdotas curiosas sobre la vida cotidiana en pueblos o pequeñas ciudades de Canadá, sus protagonistas son hombres y mujeres y comunes, en apariencia. Poco a poco la prosa de Munro nos comienza a envolver; la descripción de ambientes caseros, de conversaciones triviales sobre la familia, sobre los amigos, nada parece suceder dentro de sus relatos, en parte nos desconcierta y creemos que no hay nada extraordinario. Sin embargo, el talento de Munro, que en mucho se familiariza con la prosa de Chéjov, calla más de lo que se puede contar. Conforme seguimos con la lectura los ambientes se tornan turbios, por momentos casi irreales pero con la tranquilidad ilusoria de lo mórbido, la atención del lector es llevada por varios focos hasta el final contundente, como un gancho al hígado.

Desde el primer relato, “Dimensiones”, podemos ver esa profundidad amarga que lleva el tono general del libro: secretos no dichos, confesiones contenidas en un par de palabras, culpas con la forma de una sonrisa cotidiana, un mundo de seres solitarios, independientes pero sujetos por una frágil fatalidad que ellos mismos son incapaces de deshacer. Munro no da concesiones, no es una escritora amable, nunca sabemos de dónde vendrá el siguiente golpe.

Los temas de Munro son variados, desde el ciego amor maternal en “Cara”, el absurdo de las ambiciones en “Madera”, la crueldad infantil en “Juego de niños”, o la soledad inminente en el último cuento “Demasiada felicidad”, que retrata un fragmento de la vida de Sofia Kovalenski, matemática rusa que vivió a mediados del siglo XIX. Munro sabe cómo sorprender a sus lectores, es una escritora que sirve veneno en delicadas tazas de porcelana.

Filibusteros (y su fábula), de Juan Sebastián Gatti

por Emanuel Bravo Gutiérrez

Amamos los anacronismos porque revelan las glorias y miserias de nuestro tiempo. La nueva novela de Juan Sebastián Gatti: Filibusteros (y su fábula) pone de manifiesto esta idea al traer de vuelta las emocionantes narraciones de piratas al no tan emocionante tiempo presente.

La narración comienza con una curiosa vacante para servir en un barco comandado por el pirata Bruno Pendragón, capitán sin experiencia alguna pero con un montón de lecturas de novelas de aventuras; así es, nuestro protagonista es un quijote de aguas oceánicas, un viejo león marino de novela. La solicitud recibe respuesta de doce curiosos personajes dispuestos a vivir la llamada a una serie de episodios llenos de batallas con sable y metralleta. Golfos y mares habitados por funcionarios corruptos a manera de serpientes gigantescas, narcotraficantes tan peligrosos como las trampas de una sirena.

Juan Sebastián Gatti
Juan Sebastián Gatti

La novela construida como una novela de aventuras del siglo XVIII cuenta su historia a partir de cortos capítulos llenos de humor donde se emula y parodia el estilo que hizo míticos a piratas y aventureros. Quizá uno de sus puntos débiles sea la corta extensión de la misma, por momentos tuve la impresión de leer bocetos para una obra más grande; ciertos personajes pierden en su caracterización una profundidad que los pudiera hacer identificables. Sin embargo, el capitán Pendragón con su personalidad avasalladora logra equilibrar este punto con discursos cantinflescos y sus ansias estrafalarias de dominar el ancho mar.

Una obra llena de humor, como todo anacronismo y parodia requiere, Gatti logra plasmar el destino de una embarcación cuyos marineros poco o nada saben de los peligros y aventuras que se avecinan cuando uno se separa de la costa, pero que poseen habilidades tan extrañas como inverosímiles como todo en esta novela felizmente extraña e inverosímil.

Puebla Verano 2015 IdentificARTE

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Por Emanuel Bravo Gutiérrez

El día viernes 17 de julio se presentó en el Museo del Tecnológico de Monterrey la Promoción Nacional de Verano 2015 IdentificARTE que tiene como objetivo crear un puente de comunicación entre el visitante y los museos a través de sus colecciones.

En esta promoción de verano, los niños y jóvenes entre 5 y 15 años podrán visitar los museos dentro y fuera de la ciudad de Puebla de manera gratuita durante el periodo vacacional que abarca del 19 de junio al 16 de agosto. Los museos inscritos en este programa son: Museo Amparo, Museo Regional del INAH, Casa de la Música de Viena en Puebla, Museo Taller Erasto Cortés, Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, Museo del Tecnológico de Monterrey, San Pedro Museo de Arte, Museo Regional Casa de Alfeñique, Museo José Luis Bello y González, Museo UPAEP, Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, Biblioteca Palafoxiana, Ex convento de Santa Rosa. Cocina de talavera, Fototeca Juan Crisóstomo Méndez, Capilla del Arte UDLAP, Museo José Luis Bello y Zetina, Museo Universitario Casa de los Muñecos, así como la Zona Arqueológica de Cantona, Museo Fuerte de Guadalupe, Ex convento de Huejotzingo, Museo Fuerte de Loreto Museo de Arte Religioso. Ex convento de Santa Mónica del (INAH).

Los museos proporcionarán además visitas guiadas, talleres, rodadas ciclistas y demás actividades que apoyen la participación del público joven en el conocimiento del patrimonio cultural poblano.

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Durante la rueda de prensa se presentó también la fecha para la siguiente Noche de Museos, la cual será el día 24 de julio. En esta noche los museos darán entrada libre y visitas guiadas al público hasta las 21 horas.

Sed de amor, de Yukio Mishima

Por Emanuel Bravo Gutiérrez

Yukio Mishima es, sin duda alguna, uno de los más grandes escritores japoneses. Su obra explora la profundidad más oscura de las almas, la pasión más amarga y la violencia tempestuosa con elegancia y belleza. Lo anterior es virtud en una cultura obsesionada con la belleza frágil y etérea, efímera a los monstruosos terremotos y vientos que todo lo desaparecen entre sus dientes.

Sed de amor nos acerca a la vida rural de Etsuko, una mujer que, tras la muerte por una fiebre tifoidea de su esposo, decide irse a viajar a Maidemmura para vivir en la casa de su suegro. Éste es el patriarca de una pequeña familia terrateniente del Japón de la posguerra. La novela inicia con la pasión que siente su suegro Yakichi por Etsuko y la pasión de Etsuko por un joven sirviente de la casa llamado Saburo. Pero no nos dejemos engañar por este apacible triángulo amoroso en el campo que llega a tener tintes abúlicos. Mishima logra explorar los celos más amargos y las pasiones más desenfrenadas:

«Su pasión era una prueba, sorprendente por su autenticidad, de la ilimitada pasión de los hombres por torturarse a sí mismos. Era, como tal, una pasión consumida generosamente en la destrucción de sus propias esperanzas, un modelo a escala de la existencia humana, quizá demasiado rectilíneo, quizá demasiado arqueado. Las pasiones tienen forma y a través de las formas, se convierten en culturas biológicas en cuyo seno las vidas humanas pueden desarrollarse en plenitud.»

Desde el amargo resentimiento que guardó Etsuko por Ryosuke, su esposo, al que lo ve morir con un regocijo siniestro, hasta la indiferencia inexpugnable del joven Saburo y la melancolía fatal del anciano Yakichi:

«No pedir nada, significa que se ha perdido la libertad de elegir o rechazar. Una vez se ha llegado a esta decisión, no hay más remedio que beber lo que sea, incluso agua de mar.»

Todo ello adosado en una narración sosegada, aparentemente frágil y delicada, acompañada de descripciones de campos de bambú y rituales cotidianos. Un mundo donde un gesto, una palabra logran transformar la vida de una manera irremediable, pero también donde un silencio prolongado más allá de la cuenta grita más que todas las palabras de amor desesperadas.

Vida de una mujer amorosa, de Ihara Saikaku

Por Emanuel Bravo Gutiérrez

Durante la época Edo, la nación del sol naciente cerró sus puertas a las intervenciones extranjeras, lo que dio como resultado un periodo considerable de tiempo, donde la cultura japonesa pudo desarrollarse sin alteración alguna. Es en la época Edo donde comenzó el florecimiento de muchos de los aspectos por los cuales Japón es conocido: el kabuki, el bunraku, las geishas y por supuesto el Ukiyo o también llamado “mundo flotante”. El Ukiyo es el término con el cual se le denominó al estilo de vida consagrada a la belleza y al placer. Existe un género de literatura que nos describe este mundo de cortesanas, geishas y fiestas de sake, el cual es conocido como ukiyo-zōshi.

Ihara Saikaku es uno de los mejores exponentes del género de la literatura del mundo flotante. Una de sus novelas más conocidas es Vida de una mujer amorosa (Kōshoku Ichidai Onna). Publicada a finales del siglo XVII, la novela explora el largo relato de la vida de una mujer consagrada al amor.  Construida a partir de pequeños episodios, la novela posee una estructura que constituye un curioso parecido con la novela picaresca española de los Siglos de oro.

Las andanzas de nuestra protagonista, cuyo nombre nunca conocemos, nos mostrarán la vida secreta de las cortesanas. Con un estilo refinado y sutil, contemplaremos las glorias y miserias de un mundo basado en la apariencia, en la imagen, en el culto eterno a la belleza y la sensualidad.

“Si tiene manchas de nacimiento, hará todo lo posible por ocultarlas. Si sus tobillos son gruesos, lo cubrirá con un kimono de faldas largas. Si tiene la boca grande, fruncirá los labios o preferirá guardar silencio”. (Pág. 106)

El extenso recorrido de nuestra heroína le hará comprender en conjunto toda la sociedad de la época Edo. Desde los grandes señores que no tienen ningún pero en gastar cientos de monedas de oro en cortesanas espléndidas, las costumbres inmorales de los sacerdotes budistas, los matrimonios arreglados, la vida miserable de los pescadores, las rudas costumbres de los campesinos hasta el decadente fin de las cortesanas de más bajo nivel.

Aunque la época no sea para nosotros del todo familiar, y en ocasiones muchas de las descripciones sean para los occidentales, difíciles de comprender,  la narración y el tono general de la novela es fácil de comprender, sólo exige una apertura de la sensibilidad del lector. Existen pasajes que exploran también el interior de la vida de las cortesanas, estos quizá sean los que ofrecen un tono universal y que consolidan la vigencia de la obra:

“Al coser las mangas de los kosode, pensaba en los hombres a los que había amado. Habían sido tantos que no alcanzaba a contarlos. Al mirar en mi interior sentí un amargo remordimiento y reconsiderando las innumerables relaciones de mi pasado, me prometí dominar en lo sucesivo mis deseos.

Pronto llegó la aurora. Mi compañera, cuya almohada estaba colocada al lado de la mía, se despertó también, plegó la ropa de cama y la guardó. Como me impacientaba esperando mi go de arroz, busqué el tizón que se consumía desde la tarde anterior y fumé de manera descontrolada” (pág.145).

La edición que corre a cargo de la editorial Sexto Piso en colaboración con CONACULTA y Japan Foundation, presenta un texto para acercarse al núcleo de una cultura fascinante. La novela está acompañada de numerosos grabados que acompañaron el texto en su versión original y que constituye otro tema del cual podríamos hablar posteriormente.

Presencia de la danza, en la Fototeca Juan Crisóstomo Méndez

Exposición Presencia de la danza
Exposición Presencia de la danza

por Emanuel Bravo

Suena la música, los cuerpos se sumergen en un sueño de polvo, fuego y armonía. Se conjugan los cuerpos en tiempos gemelos, espadas destinadas a librar una batalla de movimientos precisos, contados y repetidos. Sobre el escenario comienza el drama sin palabras, lenguaje de movimientos frenéticos.

El día 25 de abril se presentaron en la fototeca Juan Crisóstomo Méndez las exposiciones fotográficas: Presencia de la danza y Poesía en Movimiento, el evento forma parte de los eventos que celebran el día de la danza.

Exposición Presencia de la danza
Exposición Presencia de la danza

La primera exposición fotográfica está conformada por una serie de fotografías que plasman “la época de oro de la danza” del Ballet Nacional de México. Las fotografías muestran las coreografías de los maestros Guillermo Arriaga, Guillermina Bravo y Lin Duran. Sus innovaciones en la danza mexicana formaron parte de un movimiento vasconcelista que tenía como fin acercar la cultura a todos los niveles. Las fotografías nos muestran coreografías que recogen influencias de varios maestros dancísticos pero también del imaginario común de los mexicanos.

Exposición Presencia de la danza
Exposición Presencia de la danza

La segunda exposición nos presenta el trabajo realizado por ocho grupos de danza contemporáneos de la ciudad de Puebla. Cada compañía ilustra en un par de fotos su mirada sobre la danza. Desde bailarines en escena o estampas fantásticas cada fotografía nos comparte un punto de vista distinto, nos demuestran también sobre la labor llevada a cabo en nuestro estado en este arte.

La entrada al público es totalmente gratis.

Trouble, Eclats, de Evelyn Etienne

Por Emanuel Bravo

Suena el despertador. Inicia el día, fluye el tiempo en su majestad prolongada, nuestros pasos nos conducen aunque creamos que nosotros los conducimos a ellos. Salimos a la calles, sembrada ya de vida, de transeúntes. Forman un río caudaloso en el que navegamos sobre nuestras balsas privadas. Es triste pensar que muchas de esas personas las veremos sólo una vez en nuestra vida, pero aún más triste es saber que otras nos acompañan todos los días y de cuya existencia no estamos conscientes. Aprendamos a ver, a sentir esas otras vidas gemelas en el tiempo.

En el marco del 5° aniversario de la Fundación Arquetopia y con el apoyo del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla (CECAP) se inauguraron el día 12 de febrero las exposiciones “Trouble” y “Eclats/Astillas”, de la fotógrafa francesa Evelyn Etienne, en la Fonoteca Juan Crisóstomo Méndez.

 “Trouble” retrata la ciudad de Puebla. Estas fotos fueron capturadas durante la estancia de la artista en la ciudad. Personas retratadas en momentos íntimos, en situaciones cotidianas, en distintas facetas. Suena el tráfico a la lejanía,  percibimos el fluir de las calles, los anuncios, las conversaciones y en medio de ellas, una persona da su definición de felicidad. Entonces nos damos cuenta que no sólo son fotografías lo que se expone, sino también audios, entrevistas donde la gente nos cuenta qué es ser feliz. Las voces nos envuelven, toda la exposición nos plantea una nueva manera de mirar nuestra ciudad, nos hace comprender que aquel con el que compartimos el autobús, al que vemos de reojo en la calle, en el parque, entre los pasillos de una oficina, siente, piensa, desea, ama, vive y sobre todo, sueña.

“Eclats/Astillas” es la segunda exposición que vemos, esta es un conjunto de fotografías tomadas durante cinco años por la fotógrafa en su estancia en Marruecos. En pequeño formato, las imágenes tomadas retratan un mundo todavía para nosotros lejano, con un simbolismo propio, las dunas, los arcos oníricos, los atardeceres reflejados en el destello de la realidad.

Al finalizar la exposición, Evelyn Etienne nos concedió una breve entrevista:

CC: ¿Qué relación presenta entre las fotografías de Marruecos y las tomadas en la ciudad de Puebla?

EE: Es una cuestión de percepción, es una mirada sobre la vida, sobre la libertad. Con la luz y el encuadre trato de captar mi mirada de la vida.

CC: ¿Cuáles son sus planes para futuro?

EE: En Francia tengo una exposición simultánea a la de Puebla. Estoy en la preparación de un libro con un poeta. Estamos trabajando juntos sobre el tema de la infancia. Irán mis fotografías junto con sus poemas.

CC: ¿Qué espera del público mexicano?

EE: Espero que descubra una mirada particular que le permita interrogarse sobre su visión de la vida, sobre su realidad cotidiana.

Las exposiciones se mantendrán hasta el 12 de abril. El horario de visita es de martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas. La entrada es libre.

Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra, de John Irving

 

Por Emanuel Bravo

Para Jesús Cortés, que me mostró St. Cloud’s

La orfandad, en ocasiones,  es un estado del alma. Cuando es así, se lleva como un estigma secreto, bien escondido en el pecho, aunque muchos crean adivinarlo sobre la frente.

Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra es el título de la sexta novela del autor estadounidense John Irving, publicada en 1985. Irving se toma su tiempo y comienza a delinear con un estilo dickensiano el orfanato de St Cloud’s regentado por el austero Dr. Larch. Leemos el mundo que se desarrolla a su alrededor, refugio para un grupo de niños y niñas abandonados por una sociedad marchita y fría. En el orfanato conocemos a Homer Wells, un niño que hace de la orfandad un estandarte fatídico.

Irving modela una  novela que se emparenta con los grandes decimonónicos, a los huérfanos se les leen todas las noches David Copperfield, Grandes esperanzas o Jean Eyre. El escenario, el tono general de la narración, descripciones precisas, largas oraciones en párrafos extensos, así como el desarrollo dramático de las escenas.

Apreciamos la manera artesanal y paciente con la que cada personaje es cincelado, dotados de una gran profundidad psicológica nos presenta criaturas de naturaleza dual, compleja, lo cual conforme  avance la novela, los vuelve fácilmente entrañables.

Un bildungsroman sombrío que desarrolla entre sus temas, el aborto, la vida, el pecado, el incesto, el amor y la libertad. Una obra verdaderamente inolvidable,  fue adaptada en el año 1999 bajo la dirección de Lasse Hallström y que obtuvo siete nominaciones a los premios Oscar; ganó dos.

Existen dos tipos de visitantes en St. Cloud’s: los que buscan arrancar el fruto de sus vientres y aquellos que salvan la vida de unos niños que anhelan ser sólo príncipes de su vida, reyes de su verdadero destino.

Atlas descrito por el cielo, de Goran Petrovic

Atlas descrito por el cielo - Imagen Pública
Atlas descrito por el cielo – Imagen Pública

por Emanuel Bravo

Los serbios están escribiendo una de las literaturas más fascinantes de finales del siglo XX y principios del XXI. Podemos rastrear sus fuentes en el realismo mágico latinoamericano, desde Borges, pasando por Cortázar y Gabriel García Márquez, pero también de la antigua épica eslava, la tradición de los cuentos orientales y un rico folklor que en tiempos de la Unión Soviética siempre fue tan reprimido.

De esta manera obtenemos una literatura tan fascinante como la de  Goran Petrovic, del cual reseño en este momento Atlas descrito por el cielo.  Un día, que parece no diferenciarse mucho de otros, los habitantes de un pequeño departamento deciden quitarle el techo a su edificio. No conocemos muy bien el motivo, pero el resultado satisface a sus singulares habitantes. A partir de este hecho comienza la crónica de los fantásticos sucesos que les acontecen.

Claro, la diferencia sobre la normalidad será mal vista por sus vecinos, los cuales pedirán constantemente la devolución del techo. Nuestros héroes no están solos en su loca empresa, cuentan con la Enciclopedia Serpentiana, un libro infinito y que se abrirá siempre en la página de lo que necesitas saber, el espejo occidental que muestra la verdad y la mentira dentro de cada ser, el espejo septentrional que refleja de manera simultánea presente, pasado y futuro, amuletos contra los malos espíritus y árboles cuyos frutos son diamantes.

Siempre hay que tener los ojos de la imaginación bien abiertos, de manera constante observaremos alteraciones bellas o monstruosas de la realidad, desde un barco cuyo destino es la luna o lunares intercambiables en la piel de los amantes. Historias dentro de historias que construyen un mundo fascinante, imprevisto, mágico, alucinante, que se desborda sobre sí mismo y no da pausa al lector. Pero también es un libro en parte nostálgico, sobre los últimos instantes de la fantasía cuando la realidad se escribía siguiendo el dictado de los sueños.

Los Cinco Centros

Escritura - Imagen Pública
Escritura – Imagen Pública

por Marcos Solache

Primer Centro: El Laboratorio

En definición, Cinco Centros es un espacio abierto para todo aquel que desee aportar algo sobre la expresión literaria, pictórica, arquitectónica, fotográfica, plástica, e incluso televisiva.1

Un amplio campo que únicamente está ceñido por el deseo de querer hacerlo. Sobre esto, cada uno en su conciencia social y personal, dictará las razones positivas o justificativas. Sin embargo, el sitio es muy claro en esto:

Lo hacemos porque podemos.

Frase que por cierto, cae perfectamente en ambigüedad; sobretodo porque el poder hacer algo siempre es relativo. Se apega a cuestiones tan elementales como la salud, el tiempo, la disposición, o incluso mucho más simples como el entusiasmo.

En definitiva una serie de cosas, mayormente ideales, determinan las posibilidades para poder hacer algo; pero nada de estas coincidencias valdría la realización, si lo que se hace, no se hace bien.

A todo esto, no basta decir que por poder hacerlo, estará bien hecho; así como tampoco, por querer hacerlo bien, resultará así. Existe un código de trabajo, muy personal en cada individuo para poder hacer bien las cosas. Ni hablar de los límites que tenemos cada uno, que podrían ser los mismos escenarios ya mencionados; salud, tiempo, disposición, entusiasmo; y valdría agregar uno fundamental: el cognitivo. Cada uno tiene un límite cognitivo, que por cierto no se reduce al normalizado coeficiente intelectual, sino más bien, y entrando en terreno metafórico, a la pared que nos veda la luz eterna. Sobre esta pared y nuestros intentos de derribarla, están por cierto, los mismos intentos por escribir.

El escribir es un laboratorio, es experimentar, descubrir, volver a experimentar, volver a escribir, leer, corregir, y hacer todo otra vez; una cadena que puede llevar a muchos a la ilusoria perfección. Perfección que por cierto no se alcanzará, pero sí quedará bien justificada en los intentos y empeños de cada uno.

Seguramente los primeros escritos de cualquier persona, son para otros irrisorios, carentes, o poco dignos. Para mí, cuando vuelvo unos años y leo lo que escribí, solamente noto intentos, como los que hago hoy, y todos los días que trato de escribir.

Concluyo a todo este armazón, medio trabado de terquedad: que nada viene por sí solo, ni mucho menos alcanzamos algo con el sólo deseo de tenerlo. Debemos escribir, y hacerlo decenas de veces; aunque cada vez se vuelve infructífera, si la posterior no refleja las reflexiones de mejora de la anterior.

Es más o menos así, como el propósito de Cinco Centros es la experimentación, más que la creación definitiva. Más que un espacio de expresión, lo repito, es un laboratorio de experimentación expresionista.

Cada comentario de María Mañogil, E.J. Valdés, José Luis Dávila, Alejandro Vázquez, Jessica Tirado, Carolina Vargas, Emanuel Bravo, Chuchette Cidutier; y de todos los que involuntariamente omito, abonan al sitio su compromiso y fundamentación ante el mundo, de ser mejores experimentadores.

Todos observadores del mundo, desde su peculiar punto de vista; todos críticos de lo que sucede alrededor; algunos pesimistas, otros sentimentalistas, otros muy críticos, otros graciosos; pero todos comprometidos a llevar a mechero y matraz, sus opiniones. Así debe de ser: no escribir por necesidad, ni mucho menos por el deseo de que alguien nos lea; escribir con un compromiso personal de ser más auténticos, por lo tanto, mejores seres en el Universo.

 De lo anterior no tengo duda, ni tampoco de lo que siguiente: Cinco Centros es una familia que no se conoce, unidos por distintas pasiones, gustos, diversas formas de ver la vida, y las creaciones en ella.

Pero lo que nos une inexorablemente, es el deseo de aportar algo bueno y sincero, y por lo tanto, mejor al mundo. Todo, siempre, a través del experimento que es la escritura.

Escritura - Imagen Pública
Escritura – Imagen Pública

Segundo Centro: La casa de la moneda

Carlos Fuentes, seguramente de alguna otra manera, decía que el escritor, dentro de la pirámide artística, es el más bajo. Irónico, porque quizá el músico sea quien está más a la mano en el género social. Aunque no lo decía por disponibilidad, sino por el medio de profusión.

La palabra, esto también lo pudo haber dicho de alguna otra manera, es como una moneda de cobre que todo el mundo tiene, usa, gasta y desperdicia, como quiere.

Es entonces que se vuelve, lo que sería para el escultor, un mármol manoseado, vulgar y corrupto desde muchos aspectos; y por lo tanto, tarea extremadamente difícil y compleja de erigirse con laureles realmente artísticos. Tal vez esto le valga a la poesía ser la madre de todas las artes, y no por otra razón, sino porque recoge y recrea, desde lo más básico, cotidiano y hasta vulgar, nuestro auténtico momento eterno. Sin duda, la palabra es todo.

Bastaría recordar dos pasajes bíblicos sobre esto: «Dijo, pues, Dios: Sea hecha la luz. Y la luz quedó hechos.» Génesis I, 3.

 La traducción De la Vulgata Latina al Español, admite otras dos traducciones en este bello pasaje: Sea la luz . Y la luz fue. “Haya luz. Y hubo luz.

Quizá estas últimas dos más sintéticas, tal vez la primera más poética, aunque ambas con el mismo fondo omnipotente de Dios. Aunque lo que atañe a esto, es el enunciado previo: “Dijo, pues, Dios”. Ya que leemos claramente, cómo, según la tradición judía, Dios creó al mundo por medio de la palabra.

Como es someramente comentado por algunos avezados y ortodoxos críticos del Nuevo Testamento; éste, para cumplir con su primer labor, que es autentificar por todos los medios previos al Cristo, sean los abiertos en el Antiguo Testamento, debe afirmar, muchas veces en espejo, lo previamente dicho. Así tenemos, en lo personal del más bello de los Evangelios, el inicio que parece inspirado en el principio del Génesis, por lo tanto del mundo: En el principio era ya el Verbo…” San Juan I, 1.

Se puede seguir discutiendo sobre este pasaje, quizá el más controversial de la historia de la iglesia cristiana, situación que no expondré por ahora, sino me remitiré a mencionar, de nueva cuenta, que la palabra, logos, es el fundamento del mundo. Ejemplos como estos, preponderando la palabra sobre cualquier otra cosa, habrá muchos, y seguramente también se encontrarán en algunos otros libros considerados sagrados.

 Mas no perdamos el fundamento de que son simples pasajes retóricos, que faltan a la importancia real nunca dicha: el mundo humano es una abstracción literaria, pero no el mundo real; la piedra es piedra sin que se le llame piedra.

La mayoría rechaza esta postura, porque desde que el primer homo dimensionó la orfandad y soledad ante la que se enfrentaba, quiso someter y hacer al mundo a su modo.

Inventamos historias de amor, discursos de abstracta perfección en los que siempre se ve beneficiado, incluso después de la muerte, el propio hombre. Así nacieron las religiones más antiguas, y los sistemas de gobierno, un poco más maleables que las primeras, como los factores cambiantes, aunque siempre mantenedores, del pensamiento humano.

Pero no olvidemos que todo esto es palabra, y con esto justifico un poco al Génesis: en el principio, en el medio y en el final, el hombre dijo, y así se hizo. Si están de acuerdo en lo anterior, también lo estarán en que Cinco Centros es, aparte de laboratorio, una casa de la moneda.

Donde todos los que escriben ahí, cada uno a su tiempo, va y empeña sus monedas, esperando que la próxima entrega no sea de cobre.  Lamento decir que si todo va lo mejor que se puede, algunos lograrán una aleación con otro mineral. Mas todos, impotentemente hundidos en el fundamento común de la palabra que es cobre.

Escritura - Imagen Pública
Escritura – Imagen Pública

Tercer Centro: Nave Espacial

La explosión electrónica se dio en la década de los noventas. El mundo se acercaba al final del siglo XX, lastimado por las grandes guerras, y la imperante rivalidad entre las potencias; pero con un nuevo panorama: la conexión de todo el mundo por medio de la red llamada Internet.

Mi generación, precisamente la de los finales de los ochentas y principios de los noventas, somos quienes tenemos la seña del radical cambio que experimentó y continúa experimentando el mundo, gracias a los avances tecnológicos de todos los días. Reunimos características que ninguna otra época ni generación en el mundo ha tenido. Somos la síntesis y el nuevo intento por mejorar el planeta.

Aunque ante esto solamente estamos frente a una oportunidad; ya que resta en la mente y decisión de cada uno, tomarla, o continuar con la tradición. Algo que distingue a este tiempo, es la disponibilidad de información, quizá no especializada, pero sí en muchos casos, suficientemente importante como para introducir a cualquiera en cualquier tema. Wikipedia puede ser el emblema de lo anterior. No solamente la información, llámese enciclopédica, sino la también, y no menos importante, la de índole social. En los últimos años, hemos visto como Twitter y Facebook se han adicionado a las armas que tiene un pueblo para contrarrestar los regimenes políticos totalitarios; baste recordarse Egipto y Libia. La comunicación entre jóvenes y el mundo, cada vez es más latente, pujante y poderosa. Un nuevo talismán, que renueva el arcaico ambiente político del mundo.

Ahora bien, por estar a la mano y albedrío de cualquiera, esta enorme red de intercambio, en muchas ocasiones, y volviendo a lo de la moneda de cobre, se vuelve un espacio vano, irritante, y en consecuencia, carente de cualquier buen propósito. Lo abordaré en el próximo Centro”, pero la mayoría de quien escribe o simplemente se expresa en estos medios, es por dos razones:

La primera es porque busca la imperiosa y fatídica necesidad de que el mundo vea, admire y adore lo que hace. La segunda es porque no tiene otro medio donde exponerse. Algunos caeremos en la contradicción con lo que acabo de escribir, pero trataré de sortear la propia trampa, afirmando que si lo que se hace es importantemente propio, será auténtico, y si lo es, valdrá dónde y de la manera que sea.

De nueva cuenta viene la pregunta; si están en acuerdo con lo anterior, estarán con lo siguiente: Cinco Centros, aparte de ser laboratorio y casa de moneda, es también una nave espacial, porque lleva con actualidad y responsabilidad el vertiginoso movimiento del mundo.

Actualiza su presencia en el medio electrónico, con interesantes y atractivas propuestas visuales. Importantes coberturas teatrales, plásticas, reseñas fílmicas, opiniones políticas, algo de creación, mucho de música, y todo ligado al sitio moderno y cambiante del mundo.

No sabemos hacia dónde vamos, porque no sabemos de dónde venimos. Cláusula socrática tal vez, que aplica ahora, si creemos que los medios electrónicos y la inmensa información que hay en ellos, nos darán la pista definitiva, a la cual, muy a su manera, se suma Cinco Centros.

Escritura - Imagen Pública
Escritura – Imagen Pública

Cuarto Centro: Arde en Puebla

La historia de Eróstrato siempre me ha parecido fascinante por ser una fiel copia del mayor deseo humano. El recuerdo a través de los tiempos. Cuando el sacerdote de Éfeso se decidió a incendiar el templo de Artemisa, principal diosa de la ciudad, no lo hizo con otra intención que con la de ser recordado por todos los tiempos.

Al inicio fue un mandato, tan soberbio como humano, y como vemos ahora tonto; el vedar por años el recuerdo de Eróstrato. Pasaron los siglos y Éfeso dejó de ser importante en el mapa mundial, quizá la mayor parte de la ciudad original desapareció, y con ella, sin que Eróstrato lo profiriera, el templo reconstruido de Artemisa.

 Pero quedó aquí, y en la memoria de muchos, como la de Sartre, la interesante historia del templo eterno incandescente en Éfeso. Cada vez que se recuerda esto, es como si se pusiera más paja, no sólo al nombre de Eróstrato, sino a la vanidad humana por ser recordados, por todos y por siempre. Esto pudiera tener un simbolismo filosófico, digamos catártico, si lo enfocamos hacia la futilidad del hecho vanidoso propio.

Aunque nadie aceptaría enteramente la catarsis, sabiendo que la paradoja de nuestra existencia, consiste en ser seres individuales, necesitados imperiosamente de compañía. Y no de cualquier compañía, sino de aquella, que muchas veces agrada más, si alimenta el ego y la potencia de la fama. Todos tenemos algo, o mucho, de Eróstrato por tres cosas: La primera es Puebla, en vez de Éfeso. La segunda es Cinco Centros, en vez del templo de Artemisa. La tercera la incluyo en plural, repitiendo lo que escribí arriba: todos somos Eróstrato.

Esto es un comentario no solamente hacia todos los que escribimos y publicamos en Cinco Centros, sino también para todo aquel que tenga deseos de escribir, que lo esté haciendo, y realmente en general hacia cualquier persona que quiera exponer algo a los demás.

Es realmente complejo, como lo escribí líneas arriba, la paradoja de querer compartir nuestra vida o pensamientos, sin caer en el fatídico deseo orgulloso de ceñir al mundo a cada manera. Cualquier persona quiere ser auténtica, cuando realmente, aunque en grados, todos somos seguidores de alguien o algo más. No dudo que un primer propósito de Cinco Centros, sea que lo que se expone en su sitio, llegue y lo haga de la manera más adecuada, a muchos más lectores.

Como lo expondré en el último “Centro, eso es bueno e importante, pero definitivamente no es lo primordial. Lo primordial es que quien escribe, no solamente en Cinco Centros, sino en cualquier sitio, digamos en sus proporciones públicas, debe de eliminar al Eróstrato interno. No utilicemos la publicación, o el sitio, sea el caso de Cinco Centros, como pira de fama, ni viñeta curricular.

Seamos auténticos, y con ello verdaderos, y únicamente así, dignos expositores de quienes somos y lo que pensamos.

Escritura - Imagen Pública
Escritura – Imagen Pública

Quinto Centro: The Mexican Moment

La crítica es buena, pero nunca determinante. Lo que una persona dice y piensa, no debe, bajo ningún aspecto, considerarse como definitivo ni irrefutable. La buena y sana crítica, siempre propone, abre aspectos que para otros estaban tajantemente cerrados.

Alguien que quiere sumar, nunca se presenta como un impositor de ideas ni de modos. Así considérese este texto, como una opinión crítica desde la perspectiva de alguien que regularmente escribe, y que lo hace con la única y no otra intención de mejorarse personalmente.

Que lo anterior no se sesgue al área egoísta, sino que se vea en el intento de publicar en Cinco Centros, o en cualquier otro sitio, una oportunidad, quizá infructuosa, de restituir mi lado ególatra. Ya sondé el área de la fama en la escritura, y lo truculentos que pueden ser los caminos que nos lleven a escribir.

Confieso que de las pocas personas que conozco que escriben, no encuentro alguna que lo haga por el simple y sencillo placer de hacerlo. Todas me dicen que quieren publicar y publicar, ser el próximo Paulo Coelho o E.L. James. Si no es así, tienen a sus intelectuales, cerrados herméticamente al juicio canónico de que lo que hacen o leen, es lo único que vale el desgaste; lo demás es basura. Sí, el mundo literario está igual de podrido que el mundo político.

No sorprende, ni debería de hacerlo, es un fiel reflejo del mundo contemporáneo. Habrá uno cada cien o trescientos años, que venga y cambie nuestra percepción de lo que es la literatura, sea poesía, novela, o real y simplemente, que cambie de cualquier forma el giro del mundo.

Habrá muy pocos seres humanos comprometidos con el Universo, y quizá de manera indirecta con la sociedad, de forma real y auténtica. Para todos aquellos, que espero sean más de diez en Cinco Centros, un impulso para seguir siendo lo que la escritura otorga: Un sinuoso pero siempre victorioso camino de encuentro con uno mismo.

Y permítaseme ensalzar que no es poca cosa, porque no habrá mayor satisfacción humana que aceptarse tal cual se es, que sería lo mismo que saber quién se es. Resuelto en una vida un enigma filosófico fundamental de existencia, seguro tendría como recompensa máxima, la máxima recompensa: Estar en paz con uno mismo.

Espero que esto se replique y sirva para todos aquellos que escriben y publican, no solamente en Cinco Centros, sino en cualquier otro espacio o formato. Que cada uno medite sobre la veracidad y fundamentación de sus escritos. Pero si no se hace, que no se espere entonces, ni revolución ni pensamiento.

Sin meditar, escribiendo sin criticarse, y peor aún, sin recrearse, no espero ni que Cinco Centros cambie, ni que lo haga Puebla, ni México, y mucho más triste, que no lo haga el mundo entero.

Creyendo en lo anterior, confirmo mi crítica por dos razones: La primera es porque escribo, y aunque los pasos vayan sobre el Camino Caracol”, he de continuar haciéndolo, y mejorándome, desde mi personal, y en ocasiones necia, manera de escribir.

La segunda es porque no quiero volver a escuchar lo que el día 27 de Noviembre dijo el Presidente de México: “Falta mucho por hacer”.

No falta nada, este es el coloquialmente llamado “Mexican moment”, el que se escribe cada tres o cinco días en Cinco Centros, el que varía cada treinta minutos en trending topics en Twitter. Este es nuestro momento, el de la generación que por historia o coincidencia tecnológica, puede dar otra veleta al mundo. Un nuevo mundo que sin duda empezará, como empieza el Génesis, con la palabra.

Recurso en línea:

1.- Cinco Centros. ¿Quiénes somos?. Disponible en http://cincocentros.com/quienes-somos/ . 28 de Noviembre 2014.