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La poética de la ilustración: entrevista a Santiago Caruso

Este mes, Santiago Caruso (pintor argentino nacido en 1982)  estuvo de gira por México realizando exposiciones, charlas, realización de pintura en vivo y firmas de autógrafos en todas partes. Su último evento fue una firma de autógrafos en Gandhi el pasado 15 de marzo donde pudimos conversar con él. Aquí está la charla que realizó con Gilberto Blanco.

Gilberto Blanco: ¿Qué tal te ha ido en México? ¿Cómo te han tratado?

Santiago Caruso: Muy bien, la verdad es que muy bien. Soy yo el que me metí en un problema al hacer tantas cosas en poco tiempo. Sí, pero la verdad es que me han tratado muy bien.

GB: Ya te sentías cansado desde antes de venir, habías puesto en tu face.

SC: Sí, jeje, y era cierto.

GB: Cuéntanos, ¿cómo surgió tu pasión por la pintura y el dibujo?

SC: Tiene que ver con la gráfica, tiene que ver con las tiras cómicas, con las historietas; por eso me parece muy importante atender a esa forma expresiva para que el común de la gente tenga un acceso más cercano a la lectura y al hecho artístico. Una historieta no tiene por qué ser una cosa tonta. Así que sí, la conexión con la plástica tiene que ver con las lecturas. Con algunas historietas me formé como lector así y de allí salté a la lectura de libros. En mi casa no se leían muchos libros, o sea, sí me leían o yo tenía, pero mis viejos no leían nada. Fue un poco como una especie de accidente.

GB: Y de todos los libros que has ilustrado hasta ahora, ¿cuál es tu favorito?

SC: Mira, el de Los cantos de Maldoror me lo acabo yo de encontrar, no lo había visto; pero es un libro que terminé hace poco en un tiempo bastante breve para mi propia sorpresa y calculo que en algún momento lo voy a continuar porque me quedaron un montón de imágenes en el tintero y, bueno, ojalá merezca que se reimprima y se puedan hacer algunas imágenes más para esa reimpresión.

Santigo Caruso
Santigo Caruso

GB: Sí, claro. ¿entonces podemos decir que Lautréamont es tu favorito?

SC: Pues la verdad sí, jeje.

GB: ¿Por el tiempo qué tardaste en hacerlo o por qué?

SC: No, no, es por la temática, por lo que le permite a uno como intérprete de lo visual poder configurar en imágenes; hay todo un discurso bastante personal, pero que también se potencia, o sea, que obviamente está potenciado o está sostenido por una obra literaria que tenía. Así que sí, cuando uno está en relación con algo que ya es potente per se si uno se compromete, obviamente encuentra algunas cosas por decir y pasa algo distinto. Sí, te diría que Los cantos de Maldoror.

GB: Aprovechando que tienes El Rey de Amarillo en tus manos, hace tiempo en una entrevista habías dicho que ese era uno de tus grandes sueños, ilustrar este libro. ¿Cómo te sientes ahora que lo has logrado?

SC: (Risas) Es una buena pregunta. Todavía no lo termino en realidad porque ilustré para Zorro Rojo estos cuentos y algunos más, pero hay un editor norteamericano que quiere sacar un volumen sobre Chambers bastante más grande, así que voy a hacer algunas imágenes más para otros textos. Quizás no es el mismo choque que te produce entrar en el goce de Maldoror, en esa forma literaria; porque también yo añoraba hacer este libro (El rey de Amarillo) y lo había leído cuando era bastante más chico, y ahora por allí no tiene la misma densidad poética de lo que uno está acostumbrado a transitar, entonces está bien, tiene sus posibilidades y traté de aprovecharlas, pero es mucho más rico literariamente Los cantos de Maldoror.  Creo que pude darle al libro algunos momentos luminosos y más poéticos que por ahí el texto en sí no sé si tiene o no es tan claro, creo que está en eso, más que nada en el relato de “En el patio del dragón” que tiene la imagen que fue la portada.

GB: ¿Y cómo es que te acercaste a lo fantástico y a lo terrorífico?

SC: Más que nada con la lectura de Edgar Allan Poe, que es un tipo que sigo leyendo de vez en cuando porque siempre uno encuentra cosas nuevas en su mirada de la poesía y de lo humano; es un personaje extrañísimo Poe. También tiene ensayos, es un tipo como muy versátil. También ha abarcado demasiadas cosas por ahí más de lo que podía realmente manejar, pero en cuanto a la ficción, al cuento, me parece de lo más maravilloso que he leído.

GB: ¿Qué proyectos tienes en el futuro? ¿Qué tienes a la puerta ahora?

SC: Ahora estoy ilustrando una novela de Ramsey Campbell, un escritor norteamericano al que yo le había hecho una portada de una serie de cuentos de él. Y voy a hacer las ilustraciones de una edición de cuentos de Maupassant que yo mismo seleccioné, que a ver cuándo sale y cuándo lo puedo hacer, ojalá pronto porque es un escritor que yo quiero mucho, me gusta. También voy a hacer sobre cuentos de un escritor peruano que no conocía que se llama Clemente Palma, el libro se llama Cuentos Malévolos para una editorial de Perú; es un escritor modernista, bastante raro.

GB: ¿Conoces algo de literatura fantástica o de terror mexicana?

SC: Me estuvieron hablando de algunas cosas. He leído a Carlos Fuentes. No sé a quién más conozco de México. Bueno, a Carrington que es un bicho raro, ¿no? Estuve pintando sobre cuentos de ella el domingo.

GB: ¿A Amparo Dávila no la has leído?

SC: Me la recomendaron, pero no la he leído todavía.

GB: Recomendadísima

SC: Bueno, ya van dos que me la recomiendan, así que le voy a prestar atención.

GB: ¿Y qué otras obras te gustaría ilustrar?

SC: La tentación de San Antonio de Flaubert. Es un libro que me gusta mucho.

GB: ¿Alguna otra que tengas en mente?

SC: Ahora no se me ocurre, estoy muy cansado, jeje. Sí, pero ese es un libro que quiero hacer. Ah, bueno, y Las flores del mal, es una cosa buena.

Santigo Caruso - Fotografía de @andresrsgalindo
Santigo Caruso – Fotografía de @andresrsgalindo

GB: Esta misma noche, de hecho ya en un poco tiempo, te vas de regreso a Argentina. ¿Qué impresión te deja México?

SC: A mí México me encanta, más que nada me gusta su gente y me han recibido bien; la otra vez, pero fue hace un tiempo largo, y ahora ha sido mucho más calurosa la bienvenida y ha sido enfático. Y yo lo agradezco siempre, porque es gratificante para uno salir de casa y encontrarse con la respuesta de la obra, y acá son muy efusivos. Yo lo agradezco muchísimo.

GB: ¿Haz ilustrado cuentos infantiles?

SC: Sí, más que nada hace tiempo. Hace unos añitos hice unas imágenes para un libro de brujas, pero para pre-adolescentes.

GB: ¿Y no tienes en estos momentos deseos o no te ha llamado la atención regresar a lo infantil?

SC: Sí, es más, ahora hay una posibilidad que acaba de surgir de ilustrar un clásico, pero no voy a decir mucho, igual no es ninguna cosa. Pero sí tengo muchas ganas de meterme con algún clásico infantil, a ver de qué manera se le puede interpretar a mi forma.

GB: ¿Y de dónde inspiras tus ideas? ¿De dónde surge la inspiración para tus obras?

SC: No sé, o sea, están mezcladas con lo literario, digo siempre, o la filosofía. Siempre están en esa relación de pensar algo sobre lo humano, quizás a veces en clave fantástica; o sea, aparecen imágenes rarísimas, pero aún en esas absolutamente extrañas como, no sé, La Profetiza Interior que es como una especie de sadhu de la India que en esa meditación y en ese aquietarse se reseca y se rompe como una especie de crisálida y surge de él toda una figura, como una especie de divinidad en forma de insecto-humano. Pero estoy hablando de unas cosas que uno quiere que cambien a partir de la transformación; en clave fantástica igual está dicho. Así que me parece que siempre tanto la ficción como la poesía proponen imágenes, proponen caminos y siempre mis trabajos están relacionados a lo literario.

GB: ¿Y qué otras actividades te gusta realizar aparte de esto que haces?

SC: Hago música también. En mi casa toco canciones que me gustan, y bueno, estos eventos de pintura en vivo están interesantes también, donde se sale allí a improvisar una imagen y componer algo sin tener mucha noción más que del texto. Pero bueno, la música también te va llevando y pues improvisas.

GB: ¿Algún género en especial?

SC: No. No sé, escucho de todo, desde clásicos de flamenco, folk, rock clásico, y de a poco me voy acercando a lo contemporáneo un poco, soy medio viejo en ese sentido. Bandas como Morphine o alguna banda de los 90’s que cuando yo era pibe no les di bola y que ahora disfruto mucho.

GB: ¿Hay algún artista que admires en particular o con el que sientas que tu obra se puede identificar?

SC: Quizás ahora con la obra de Odd Nerdrum, pintor noruego muy muy interesante, y alguno de otra época, puede ser Odilon Redon que transita algunos caminos que me gustaría recorrer: una imagen más simple y al mismo tiempo más misteriosa, más abierta. Así que esos te diría.

GB: ¿Y cómo defines tu arte?

SC: Yo creo que el equivalente en lo literario sería un, como que hago una especie de prosa poética porque tiene una cosa concreta que sucede y que tiene que ver con lo narrativo, con lo descriptivo, pero después hay algo que también se manifiesta allí y que viene de otro lugar, es otra cosa. No sé, para mí tiene una relación con el simbolismo, pero está re-elaborado desde esta época entonces tiene otros paradigmas también. Se comparten cosas pero hay otros elementos que la renuevan.

GB: Bueno, hace tiempo, no sé muy bien cuánto, ilustraste también para Zorro Rojo algunas obras de Lovecraft. Hoy es su aniversario luctuoso y, me llegan informes desde el más allá que él lee Cinco Centros desde el inframundo. Para despedirnos, ¿Hay algo que le quieras decir en su aniversario luctuoso?

SC: (risas). Sí, que mande algún mensaje, que se cuente algo. Que mande alguna señal, si es que hay otro lado.

Cómo funciona la música, de David Byrne

Cómo funciona la música  - Portada
Cómo funciona la música – Portada

por Gerson Tovar Carreón

Byrne es mejor conocido por ser el alma creativa de la banda post-punk Talkin heads, una de las agrupaciones icónicas de la escena musical en New York. Sin embargo, a manera de ensayo, él nos presenta un libro que describe las condiciones materiales y espirituales de cómo funciona la mente creativa musical, al menos desde su experiencia.

La tesis principal de Byrne explica que la música está condicionada al lugar y al tiempo en que se crean. Así, es importante mirar esta tesis como una de las bases más sólidas del libro. La música, sostiene Byrne, “se adapta a la perfección sónica y estructuralmente al lugar donde es escuchada. Se adapta absoluta e idealmente a esa situación: La música, una cosa viva, evolucionó para encajar en su nicho disponible.”

Entonces, la creación musical depende del lugar en donde se ejecutará. Para el autor, un claro ejemplo de esta condición se encuentra en las diferencias que hay en interpretar música para una sala de conciertos clásica o un estadio. Una caverna frente a una catedral Barroca o el mítico CBGB frente a la sala de ópera de Wagner.

David Byrne
David Byrne

El texto parecería transitar de un manual técnico para músicos a un anecdotario sobre la vida de un artista, pero en realidad Cómo funciona la música va más allá; rompe la barrera de ensayo para convertirse en una literatura periférica que explora la trasformación musical desde la época de la reproductividad técnica hasta la reproducción electrónica de las piezas.

Finalmente, algo que no es del todo de mi agrado (y esto es un comentario personal no me hagan tanto caso), es la mezcla de un lenguaje técnico con conceptos como reverberación, disonancia o acústica, con un lenguaje más coloquial. Si bien esto es parte de la esencia del libro, acercarnos sin muchos líos al mundo de la creatividad y la industria de la musical,  se siente un poco desfasada la lectura.

En fin, Sexto Piso, lo hiciste de nuevo: un gran autor, un gran libro y una increíble experiencia para los amantes de la música. Altamente recomendable para todo público, como regalo de cumpleaños, graduación, boda, XV años, etc.

Me despido no sin antes recordarles que tendremos una futura reseña sobre el nuevo libro de Nick Cave, publicado por Sexto Piso, esperen por ella. Hasta pronto.

El molino de Hamlet, de Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend

El Molino de Hamlet - Portada
El Molino de Hamlet – Portada

Existen pocos libros capaces de sacudir nuestra existencia y nuestra visión del mundo hasta sus niveles más hondos, pues sus implicaciones son tales que, de ser aceptadas, transformarían nuestra concepción sobre el papel del hombre en la Tierra o, en el caso de El molino de Hamlet, sobre las historias que desde hace milenios se han contado los hombres para narrar e intentar comprender su paso por ella. La tesis de los autores es tan sencilla como inquietante: todas las tradiciones orales mitológicas, que con el tiempo serían recogidas y fijadas por la escritura para dar paso a las imponentes obras fundacionales que leemos hasta nuestros días, proceden de una rigurosa observación astronómica realizada por las culturas más diversas de la Tierra. Los hombres arcaicos, anteriores a la escritura y al pensamiento que actualmente conocemos como lógico, narraron los movimientos y las historias de los astros y del recorrido de nuestro planeta, fijando con ello el corpus esencial de historias que seguimos reciclando y recontando de maneras infinitas hasta nuestros días.

De ese modo, encontramos arquetipos recurrentes que aparecen una y otra vez en culturas tan alejadas en el tiempo y el espacio que sería del todo inverosímil conjeturar que hubieran sido transmitidos de unas a otras. Figuras como Hamlet, Sansón, el diluvio universal, las constelaciones con formas animales que configuran el zodíaco y, de manera crucial, la figura del molino que pone en marcha el tiempo, «eternidad en movimiento», son tan sólo algunos de los elementos comunes a una gran multiplicidad de narrativas mitológicas, unidas por ese anhelo tan humano que ni toda la ciencia ni la tecnología contemporáneas han logrado satisfacer: encontrar algunos elementos que sirvan de guía para comprender el fascinante enigma que constituye la existencia del cosmos como un todo, así como el misterio que sugiere esa ínfima fracción del todo que es el ser humano, y sus andanzas en el planeta Tierra.

Libros que ayudan

Por María Mañogil

No me atrevería a hacer una crítica de algo que no conozco; no sería una crítica objetiva, ya que mi opinión estaría determinada por la opinión de otros y por mi afinidad con ellos y no por la lógica y por el mensaje que me transmitiera lo que esté leyendo, viendo o escuchando.

Creo que para tener un mal concepto sobre algo hay que conocerlo primero y me parece absurdo y poco creíble asegurar que conozco a la perfección lo que no me atrevo ni a tocar porque me provoca rechazo en cuanto lo tengo al lado.

Nunca he comprado ninguno, pero en mis manos han caído de vez en cuando algunos de esos libros a los que a alguien se le ocurrió llamarlos de autoayuda.

Los he leído. Ahora ya me considero en condiciones de hacer una crítica sobre ellos y también sobre sus autores.

En primer lugar, la única explicación que he encontrado para que se les denomine así es que quienes los escriben lo hacen para convencerse a si mismos de que los lectores van a creer lo que no se creen ni ellos y así su autoestima. Ésa de la que tanto hablan se verá multiplicada gracias al reconocimiento de sus “seguidores”, que a su vez se convencerán también de que están siendo ayudados y de que acaba de elevarse también la suya gracias a las palabras del escritor.

Imagino que cuando alguien no se valora lo suficiente, intentar que otros piensen que su vida es una mierda debe ayudar bastante.

A mí me encantan esos libros y quienes los escriben más (también me gusta reciclar basura, no sé si eso debe tener algún tipo de relación).

Cuando los leo siento por momentos que en verdad mi vida es una mierda y que debería hacer algo por cambiarla y eso me provoca una cierta admiración tanto hacia quienes escriben esos libros como hacia quienes me los prestan con esa intención: ellos han mejorado sus vidas y están intentando ayudarme. Sin éxito de momento.

Me pregunto siempre dónde radica el motivo de mi fracaso si yo estoy leyendo lo mismo que los demás y he comprendido que el truco está precisamente en no pensar lo que se está leyendo, creerlo todo como un acto de fe y no preguntarse si será cierto o no. Por eso entiendo que yo no soy una buena lectora de esos libros. Tengo la mala costumbre de pensar a la vez que leo.

No es el escritor quien está fallando, soy yo y esa manía que tengo de cuestionarme todo y de buscar incoherencias donde nadie más las encuentra.

Una de las frases que más me llaman la atención y que es común a todos los escritores que han optado por este género es la que habla sobre las claves para conseguir la felicidad y en las que se incluye el aceptarse como uno es.

Yo no puedo aceptarme como soy y ser feliz al mismo tiempo. La razón es muy simple: yo no soy feliz siempre y sin embargo soy siempre la misma persona.

Otra frase: “Nuestra actitud es más importante que nuestras circustancias”.

Nadie me puede asegurar que mi actitud ante los problemas me vaya a ayudar a la hora de resolverlos, ya que las diferentes situaciones en las que me voy a encontrar a lo largo de mi vida no dependerán exclusivamente de mí. Por lo tanto, mi actitud no será la única que influya en ellas.

Además, la actitud es algo que vamos modificando a cada momento y no necesariamente tendremos la misma en idénticas circustancias.

No importa lo que nos hagan creer. Todos sabemos que es así por experiencia propia, pero está bien que alguien a quien no conocemos y que no nos conoce de nada, que cuya vida no sabemos si será más triste y más vacía que la nuestra. Ya sea que nos diga lo contrario y nos dé una fórmula mágica para saber comportarnos, para querernos más y para ser más felices.

A mí no me sirve esa fórmula, pero puedo entender que a alguien sí le funcione. Si algo me ha gustado de esos libros es que me siento un poco la protagonista de todos ellos.

Me veo reflejada en cada párrafo como el ejemplo de personalidad que nadie debería tener, la pauta de conducta que no hay que seguir y la imagen en la que se refleja cada error que se debería corregir. Y eso hace crecer mi ego y deja fluir la parte de mí que se supone que no debería mostrar a nadie, ese lado vanidoso que se contradice con lo que ha escrito el autor mientras me aconseja que debo ser más humilde para ser más feliz.

Cada vez que leo una frase en esos libros me convenzo más a mi misma de lo mala persona que soy.

Me siento bien leyéndolos porque yo sí he aceptado que mi autoestima va a estar por los suelos un día y al siguiente no, que voy a ser inestable hasta el día en que me muera, que no me comportaré de una forma asertiva en todo momento, que no educaré a mis hijos como la madre perfecta que no quiero ser, que me enfadaré con mi pareja y la haré sentir mal sin ningún motivo, que le hablaré mal a un amigo y decargaré mi ira contra él y que cometeré tantos errores que será imposible pedir disculpas por todos.

Sé que yo y otras personas como yo somos la inspiración para muchos autores de los libros de autoayuda y me siento en deuda con ellos.

Nunca me gastaré un céntimo para comprar ninguno de esos libros para así seguir alimentando esa actitud egoísta que me caracteriza y les siga sirviendo de inspiración a sus autores, pero seguiré leyéndolos cada vez que un alma caritativa me los preste y seguiré recomendando a otras personas que también los lean.

Creo que todo lo que se escribe merece ser leído, aunque sólo sea para subir la autoestima del escritor. La mía subirá y bajará dependiendo del pie con el que me levante, como siempre y nunca después de leer un libro en el que se me explique cómo debo comportarme, lo que debo sentir o lo que debo cambiar para ser feliz.

Debe haber de todo en el mundo y a mí me ha tocado ser así de estúpida y de infeliz, pero me acepto como soy y eso demuestra que aprendí algo de esos libros.

Era la guerra de las trincheras, la mirada de Tardi sobre la primera gran guerra

Jaques Tardi - Imagen pública
Jaques Tardi – Imagen pública

La guerra, ese horror que mantenemos como parte de la cultura, siempre sobrepasa a los hombres que participan en ella. Es un monstruo que devora sin piedad y por completo, se desplaza por los campos, acompañado de la muerte, quien va recogiendo los desperdicios que quedan atrás. Y con todo eso, es necesario recordarla de cuando en cuando, por terrible que sea, para entender por qué no debe permitírsele volver, por qué nadie debería ni siquiera mencionar su nombre.

Era la guerra de las trincheras - Ilustración
Era la guerra de las trincheras – Ilustración

Jaques Tardi lo sabe, esa parece ser una de las razones para que de su pluma brote Era la guerra de las trincheras, editado por Sexto Piso, una historieta que narra el lado francés del gran evento bélico que inauguró el siglo XX: la Primera Guerra Mundial. Tardi se enfoca en contarnos el punto de vista de los soldados como si fueran fragmentos de una granada que nos explota en la cara para enterrársenos en los ojos.

Más que nada, el libro se centra en historias cortas de hombres diminutos que se encuentran perdidos y tienen por delante un coloso sediento de su sangre, implacable y furioso; historias, pues, que a todos nos podrían ocurrir si tuviéramos que hacernos cargo de una guerra nueva.

Era la guerra de las trincheras - Portada Sexto Piso
Era la guerra de las trincheras – Portada Sexto Piso

Además, lejos de toda consideración sobre el tema del libro, éste valdría la pena sólo por las ilustraciones que hace el autor sobre la forma descarnada que tienen los conflictos de esta naturaleza, acercándolo más a ser un libro de artista que una historieta común, un compendio de la vida diaria de las tropas más que una herramienta para conocer la historia. Es un libro necesario que no puede faltar en cualquier biblioteca personal.

Era la guerra de las trincheras - Ilustración
Era la guerra de las trincheras – Ilustración

Acontecimiento, de Slavoj Žižek

Slavoj Zizek - Imagen pública
Slavoj Zizek – Imagen pública

Existen eventos que dejan marcas atemporales, marcas fuera de cualquier cicatrización. Esto es lo que se ha definido desde Hanna Arendt como un <<acontecimiento>>, un suceso que parte al mundo conocido para situarlo frente a un cambio modificador de lo que se sabe sobre la realidad, es decir, un  agente transformador que se presenta para desestabilizar lo conocido desde su condición de novedad.

Esta misma idea es la que Slavoj Žižek desglosa en su reciente título publicado por Sexto Piso, Acontecimiento, en el cual postula sus ideas sobre este concepto del que se dedica a hacer no una clasificación sino una descripción de las distintas categorías que integran lo que él llama acontecimental: es un paseo por las diversas concepciones que se tienen y han tenido nutrias con ejemplos de la cultura popular, transitando de las generalizaciones sociales a las percepciones individuales.

Acontecimiento - Portada
Acontecimiento – Portada

Cabe mencionar que desde hace años Žižek es uno de los filósofos más conocidos, tanto por su estilo sencillo y desenfocar los temas del punto de vista academicista para llevarlo a un lenguaje que permita el acercamiento de cualquiera a la labor de generar ideas, convirtiéndolo en un pensador no limitado a los entendidos de la materia, capaz de sensibilizar a todos sobre su posición en el mundo.

Acontecimiento es un libro que debe ser leído para entendernos un poco más, para reconocer esos momentos que nos han marcado y cómo es que tales marcas también están en nuestro entorno, a su manera en cada cosa.

Ha vuelto. Y de qué manera.

Timur Vermes - Imagen pública
Timur Vermes – Imagen pública

por E. J. Valdés

Me gustan mucho los libros que me sorprenden, así como aquellos que, de una u otra manera, parecer buscar activamente que les lea. Er Ist Wieder Da, de Timur Vermes, es uno de ellos; le topé primero el año pasado en un buen número de librerías mientras viajaba por Alemania, en las cuales se podía ver su minimalista aunque muy ingeniosa y simpática portada al por mayor. Y precisamente al ver esa cubierta en ese país no pude sino preguntarme: “¿de qué va este libro?”. Cuestión que no encontró respuesta en ese momento, pues no hablo alemán (aún), y misma que, admito, quedó relegada al cuarto plano hasta que, hace unas semanas, paseando por la terminal A del Aeropuerto Internacional de Monterrey, me puse a husmear entre los libros de una tienda y le vi de nuevo, traducido como Ha Vuelto. Timur Vermes. Y la única copia. Sin pensarlo dos veces, hice como la changa que dijo “matanga” y me lo llevé a casa. Y su lectura, “en verdad os digo”, ha sido algo maravilloso que me ha dejado muy, muy claro por qué esta novela fue el fenómeno literario de 2012/2013 en Alemania, donde, dato curioso, se vendía originalmente en €19.33 en alusión al año en que Adolf Hitler ascendió al poder.

Ha Vuelto es la primera novela que Timur Vermes publica bajo su verdadera identidad y parte de una hipótesis bien interesante: ¿qué daño podría hacer hoy Hitler? Al comienzo de esta historia, el Führer despierta súbitamente en un baldío del centro de Berlín con el mismo uniforme que vistiera en el búnker en 1945 y, eso sí, con el aroma de la gasolina impregnado por todo el cuerpo. Confundido, tras una jocosa serie de peripecias descubre que es el verano de 2011, que Berlín es una ciudad llena de vida, que Europa está en paz y que Alemania es gobernada por una mujer. Gracias al apoyo de personas que saben que, pese al parecido, no es posible que él sea él (y a Wikipedia), Hitler se acopla al ámbito mediático del siglo XXI y desde allí emprende una divertida carrera de vuelta a la política.

Ha vuelto, de Timur Vermes - Portada
Ha vuelto, de Timur Vermes – Portada

Esta simpatiquísima novela ha dado mucho de qué hablar en Alemania, tanto a favor como en contra, y más allá del humor y la fantasía presenta una sátira del mundo de la imprenta y la televisión contemporáneos, la política, la economía y la manera en que la vida sobre la Tierra se ha transformado en los últimos sesenta años; Hitler mira con desconcierto cómo es que nos la pasamos inmersos en las pantallas de teléfonos que ocupamos para todo menos para hacer una llamada, cómo el capitalismo y la globalización han hecho del desempleo algo cotidiano, cómo los alimentos industrializados han reemplazado las comidas caseras, cómo los inmigrantes trabajan por salarios propios de la Gran Depresión y… Bueno, cómo el mundo entero está patas arriba. El Hitler de Vermes es reflexivo, astuto pero también un poco despistado, siempre elocuente y hábil en su trato con personajes de la contemporaneidad alemana. Vale mucho la pena le busquen y le lean, no se van a arrepentir. La edición en castellano la publica Seix Barral.

El arte correo y el gran monstruo, de Ulises Carrión

El Arte Correo y El Gran Monstruo - Portada
El Arte Correo y El Gran Monstruo – Portada

Antes de internet, que de algún modo lo incorpora y rebasa, el arte correo estuvo en el centro de una actividad artística internacional que creía en la colaboración, el intercambio y la participación política.

Ya fuera a través de libros de artista o poesía visual, del arte con sellos de goma o propuestas conceptuales, las últimas vanguardias del siglo xx tuvieron como eje —y muchas veces como origen— las redes efímeras y cambiantes del arte correo, una red marginal de creación que desafiaba las instituciones nacionales y cuestionaba las prácticas y convenciones artísticas. Pese a ser tachado de trivial, el arte correo redefinió la idea de obra colectiva y modificó la labor misma del artista; con su auge, la consabida creación de piezas dio paso a la puesta en marcha de estrategias culturales que subvertían no sólo la estética imperante, sino el orden social.

El arte correo y el Gran Monstruo constituye el segundo volumen del Archivo Carrión, una serie dedicada a rescatar y poner en circulación en el orbe de habla hispana la obra influyente y sin embargo aún en gran parte desconocida de Ulises Carrión. Con la complicidad de Juan J. Agius, anticuario español que conserva los archivos personales del autor, y del escritor Heriberto Yépez, responsable de la traducción y del prólogo. 

Ulises Carrión
Ulises Carrión

Sobre el autor

ULISES CARRIÓN (San Andrés Tuxtla, 1941− Ámsterdam, 1989) fue teórico de arte y escritor post-literario; un creador de contextos complejos y teorías visionarias que se adelantó incluso a los escritores conceptuales. Aunque publicó dos volúmenes ortodoxos de cuentos, La muerte de Miss O y De Alemania, a principios de los años sesenta abandonó la literatura y, de paso, el país. En Ámsterdam, además de crear un sistema postal alternativo y de impulsar una serie de proyectos colectivos que propiciaban lo errático y lo errante, Carrión escribió una serie de textos lúcidos y pioneros sobre las distintas prácticas articuladas por el arte correo, donde revelaba la importancia de esa vía de (contra) comunicación estética y planteaba de forma embrionaria preguntas sobre lo que se volvería común con el advenimiento de internet: apropiación y copy-paste, fiebre epistolar y buzones de alter-egos, interactividad y forwards, anonimato y promiscuidad iconográfica.

LMMD

Bazar de libros - Imagen pública
Bazar de libros – Imagen pública

por Carolina Vargas

A mi madre, que me sigue animando a que escriba
Al Poeta Cósmico, a quien le debo la mitad de este relato

“Sé buena” sentencia que me marcaría de por vida. Cuando era niña mi madre siempre me pedía que me portara bien para poder irse a trabajar tranquila y yo dentro de mis responsabilidades infantiles, lo asumía como mi mayor deber moral. Sin embargo a mis 28 años, ser buena se ha convertido en una carga muy pesada de la que me resulta imposible zafarme.

“…es un libro muy difícil de conseguir, hazme ese favor, sé buena” con eso me chingaron,sé buena,cada vez que se conjura, no puedo decir que no, el “SÍ” se catapulta de manera automática a mi boca. Así que sin chistar acepté la búsqueda de ese escurridizo ejemplar, desaparecido y olvidado hace años por el mundo editorial.

“…sé buena, sé buena…”

Emprender mi tarea sería difícil y estaba consciente de ello, sin embargo no podría decirle que no a mi amigo –la amistad el único valor en el que todavía creo- pero más allá de eso era la excusa perfecta para salir de mi encierro voluntario, caminar un poco, ir de bazar en bazar, buscar algunas joyas perdidas, o simplemente entretenerme en algo que me resulta tan placentero…

Celular, llaves, gafas de sol, paraguas, bufanda ¿olvidé algo? Creo que no…encendí un cigarrillo y caminé –sé buena- rumbo a la calle de los bazares de libros, no había pierde, en esta ciudad todo lo que busques siempre lo encuentras en la misma calle, no falla. Entre al sitio, oscuro y desordenado atendido por un moco de unos 20 años, osea, un bazar de libros como cualquier otro.

Confieso que al llegar a ese lugar una cálida sensación de dejavú me invadió, y es que la razón por la que comencé a frecuentar estos bazares se debe a una búsqueda estéril del primer libro que marcó mi vida y es curioso que siempre que voy en busca de algo a estos lugares jamás lo encuentro.

Reviso con sumo cuidado pila por pila, Ullman, Duras, Steel, Rulfo, Ullman, Oz, WTF Meyer, Irving, Paz, de nuevo Ullman, Anónimo, Anónimo, ese anónimo era un genio, pero del encargo de mi amigo nada, novelas históricas, románticas, negras, rosas, sucias, realistas, modernistas, pero nada, ensayo, ensayo, ensayo, recetario ¿cómo llegó hasta aquí? Cuentos muy pocos, prácticamente ninguno.

El polvo removido de las pastas y las hojas muertas se me ha metido en los poros, me invade y va recorriendo mis dedos, llega hasta la palma y se cuela a mis brazos, la comezón es terrible, supongo que aquí nunca limpian, es triste ver la podredumbre en la que se encuentra este lugar, una triste fosa común, que se pasa por los huevos el orden y las clasificaciones por las que tantos y tantos críticos se han matado y mentado entre ellos, ves agonizando a lo infelices cadáveres clásicos en santa y perfecta armonía con los best-sellers, las historias del corazón, y los libros de texto borroneados hasta el cansancio por una tropa de estudiantes confundidos y torpes, la realidad es que si no tenemos ningún respeto por la humanidad, mucho menos por lo que crean los hombres y ni hablar de la naturaleza, qué gran mierda, lloro mientras me rasco la insufrible comezón.

“Sé buena”Escucho a una mujer más o menos de mi edad discutir con el mocoso encargado, al parecer la chica considera una burla el precio al que le quieren comprar, pero seamos justos, también son absurdos los precios a los que quieren vender, parece que el criterio para hacerlo radica en el grueso de la obra y el año de publicación, esta gente nunca aprenderá la diferencia entre calidad y cantidad, pobres diablos.

Bazar de libros - Imagen pública
Bazar de libros – Imagen pública

LMMD el culpable de mi desdicha, la razón por la que visité el primer bazar hace tantos años, escucho una mentada de madre desde la calle, un taxista se le cerró a otro conductor, LMMD, me atreveré a preguntar…buenas tardes busco…¿no lo tiene?…gracias, muy amable, buscaré otro título, al parecer mi compa ya se la peló, ni modo, -“sé buena”- LMMD ni siquiera es el nombre de la obra, si no del protagonista que curiosamente, es un libro, pero vine aquí por el encargo de mi amigo aunque ya me dijeron que eso lleva años sin editarse…me atreveré a preguntar…joven ¿Tiene El libro olvidado de Antonio García Velasco?…no, ni idea de lo que estoy hablando, gracias…por supuesto que no lo tiene, de entrada en medio de este chiquero es difícil encontrar la nariz de uno, mucho menos saber que hay debajo de tanta mugre, por algo es una fosa común, nadie se toma la molestia de reclamar los cadáveres.

“Sé buena” Me rasco, otro incidente cruzando la calle, pasa el señor de los camotes, un niño llorando y la ciudad continúa palpitando, ese escándalo es el ritmo de su corazón.

Ya no tengo nada que hacer aquí, es quizá la falsa esperanza por encontrar la piedra angular de mi infancia, el cuento con el que aprendí a valorar la literatura por encima del canon, un libro que marcó mi vida y que su nombre fue profético “El libro olvidado” un cuento que nadie recuerda, el relato que cimentó mi amor por ese género, y ya no está, era la historia de un autor desconocido, que nombró ambiguamente a su obra, LMMD, no había más ejemplares, era el último de ellos, nadie sabía de qué trataba el libro, nadie se había tomado nunca la molestia de leerlo y fueron unos niños con poco presupuesto quienes lo rescataron de la librería, lo regalaron a su maestra quien lo leyó y quedó fascinada de la sabiduría que había en él…una historia boba y romántica, quizá, pero muy conmovedora, 62 páginas que narran la lucha de un libro para evitar que se lo coma la polilla y al fin salir del mueble de las rebajas…esto está lleno de LMMD’s

Al fin entiendo, que quizá, mi labor sea rescatar a un LMMD de este sitio, por lo que ahora mi búsqueda cobra otro sentido, ya no me interesa encontrar alguna edición extraña, quiero hacerle justicia a lo que ha estado allí todo mundo pasó por alto…y lo encontré, ahí estaba, pequeñito y muy delgado, con permiso, claxons, pubertos besuqueándose, la ciudad sigue palpitando, y de pronto su ritmo se detiene, encontré a LMMD, su título es macabro…su autor, el Poeta Cósmico, y como una revelación su libro publicado hace un par de años, olvidado en un polvoriento bazar llegó a mis manos, sonrío. Lo hojeo y sin ir más allá de la 5 página compruebo una vez más que es él. “Sé buena” toma un nuevo significado.

“Sé buena” Por primera vez en mi vida, esta sentencia me llena de dicha, haré algo realmente grande por la voz de alguien que muchos quisieron silenciar y estuvieron a punto de lograrlo, checo el precio de venta escrito en la portadilla, un precio absurdo, ridículo, intento despistar al encargado, saco mi celular, mensajes de texto “wey vine al bazar y el libro que quieres, acá tampoco se consigue, bye” enviar, me voy a hacer pendeja del otro lado, seguramente mi cuate estará decepcionado, en un principio yo también, yo no conseguí lo que originalmente quería, pero al fin podré ser buena sin que esto me rompa la madre.

“Sé buena” Tengo a MÍ LMMD y debo liberarlo de este gueto, no pagaré su rescate, eso sería muy vulgar, me lo llevaré, de todas maneras el crimen que cometieron con él no se puede pagar con nada, joven tiene diccionarios contables, joven busco la agenda fiscal del 2011, joven tiene cambio de 200, perfecto, está distraído, sin hacer mucho ruido me deslizo por entre las pilas y salgo a la calle, mi nuevo amigo va entre mis brazos. Caminamos un par de calles en contra del tráfico y mi corazón se convulsionaba igual que el ritmo de la ciudad en esa hora de la tarde, era la hora pico y para mí simplemente era la hora.

Llegué a casa con la boca seca y el corazón en la garganta, extasiada por terminar de descubrir lo que EZ tenía por contarme, EZ su nuevo nombre, el Poeta Cósmico es su autor, leo vorazmente la totalidad de la obra y mi vida cobra otro sentido, pero más allá de lo que me fue revelado lo verdaderamente valioso fue haberle dado voz a EZ que estuvo amordazado desde hacía quien sabe cuánto tiempo. Aunque no puedo dejar su contenido como algo meramente anecdótico, mi relación con él es muy especial.

Unas semanas después por el libro de rostros me llega una invitación “El Poeta Cósmico estará en la ciudad”, me sentía con el deber moral de llevar a EZ a reunirse con su padre, aunque fuera solo un momento “sé buena”. Agendé la fecha y la hora. El día se cumplió y después de escuchar las ideas un poco más maduras del autor, me dirigí a la mesa, con una sonrisa en mi rostro, Ez entre mis manos y un cheque posfechado entre sus páginas que fue rechazado por el autor.

Bazar de libros - Imagen pública
Bazar de libros – Imagen pública

¡Qué tal! ¿Te ha gustado el libro? Ya veo… tiene varios años…un robo…me alegro…por supuesto que te lo dedico ¿Tienes una pluma, cuál es tu nombre?…encantado…me llamo…pero todos me conocen como el Poeta Cósmico, un placer…no, de ninguna manera…

El poeta no quiso aceptar el cheque, decepcionado de la forma en la que su hijo literario fue tratado le pareció conveniente que yo me quedara con ambos, como recuerdo de mi hazaña.

Fue un acto de justicia, lo salvé de esa suma tan ridícula en la que querían venderlo, del olvido en el que estaba, del moho y las polillas. EZ resucitó de la fosa común y ahora hay quienes preguntan por él en las tiendas, aunque es triste decirlo, parece ser que el mío era el último de su especie.

Mi cuate me volvió a escribir…pidiéndome que sea buena y que le busque una antología poética…le he dicho que no.
Ahora EZ duerme tranquilo en una estantería de mi librero junto al resto de sus hermanos. También conservo el cheque que intentaba pagar lo que EZ significa para mí pero su autor se negó, y eso me alegra por varios motivos, el primero, es que después de todo aquello ser buena ya no es una obligación, el segundo hice dos nuevos amigos EZ y su padre, y el tercero y quizá el más importante, es que mi cuenta lleva años sobregirada y ese cheque no podría cobrarse nunca, soy buena pero estoy jodida.

(Nota: Durante esta semana, en Cinco Centros pedimos que se sumen a apoyar un caso de injusticia que se ha dado contra una de nuestras más recientes colaboradoras. Pueden enterarse de más haciendo click aquí)