Archivo de la etiqueta: México

Un recuerdo desencadenado

Por Mario Bodet

                I

Mas puedo recordar,

recordar esos ojos

tuyos enamorados,

aún no se,

mas quisiera saber

que soy prisionero

de tu amor,

de tu memoria

prisionera,

oh, pues,

en ocasiones uno

no sabe que recordar,

más cuando mis

recuerdos no

son los tuyos,

plasss…,

y enseñarte

a extrañarme,

pues ya es tarde

y tengo unas

tremendas ganas

de saber de ti…

 II

 

 

Oh, tarde,

con suerte nos

vendrá un recuerdo,

uno nunca sabe,

son tantas cosas

que descansan

como recuerdos,

…las mañanas,

…el colegio,

…las palabras

que usamos,

que sinceramente

no recuerdo,

mas me enamore

de aquellos momentos,

oh, de ti…

Un poema

Nieve
Nieve

Por Gilberto Blanco

Nieve en su piel

Otra vez para Abbi

Señorita con nieve en su piel

Y en sus ojos dos gotas de miel:

 

A veces los recuerdos

Nos llegan con tormentos

Con lágrimas y nostalgia

De una vida ya pasada,

Olvidada o abandonada

Por el aplastante paso del tiempo

Juez supremo de nuestra mente y cuerpo.

 

Sin embargo la vida,

Esa extraña melodía

Que nos deja ver un nuevo día,

También nos da la oportunidad

En aquellos días de añoranza

De volver a soñar, recordar y disfrutar

De aquellas sonrisas, amistades y andanzas

Que nos llenaron de cientos de esperanzas.

 

Nos da la oportunidad de revivir

A personas que en el camino se adelantaron,

O de volver a reír

Con los amigos que se separaron

De nuestro camino del destino.

 

¿Acaso no es hermoso

Repetir aquél primer beso,

Primer caricia, o el primer verso?

 

En verdad le digo

Señorita de labios sabor frambuesa,

Dentro de todo el dolor de extrañar

Si cierra los ojos podrá encontrar

Una rara y misteriosa belleza

Aquél placer de la travesura infantil,

O quizá un amor juvenil,

Las amigas hoy desconocidas

Que sin embargo le llenaron

De alcohol y risas unos días.

 

Y si acaso el dolor de las heridas,

Que el tiempo cura pero no sutura

Le duelen más que esa aventura

A la que llamamos torpemente vida,

Recuerde usted,

Señorita de piel sabor durazno,

Que si fue feliz en su momento

Debería serlo ahora al recordar ese sentimiento.

 

Mas si el recuerdo es algo poco grato,

Y a su memoria no le causa agrado,

Sepa usted que no hay mejor alegría,

Que la que viene después de la melancolía,

Porque sólo así se es plenamente consciente

De que ser feliz sólo es para el valiente

Que supera con esmero

Ese veneno del recuerdo.

Y yo sé que usted,

Señorita, cuya lengua reptante

Agita mi corazón palpitante,

Es no sólo valiente,

Es usted una guerrera, que saldrá triunfante.

 

Y si acaso este poema

Esta rima

Esta estrofa

No la llena, no la anima,

Señorita con belleza de valquiria,

Le ofrezco a usted, mi simple compañía,

Acompañada de un tierno beso,

Que le mando junto a este verso,

Para calmar su agonía,

Con mi amor y mi mano amiga.

 

Porque sepa usted,

Señorita ojos color de miel,

Y de blanca, suave y deliciosa piel,

Que un día lo prometí y sigo fiel,

Con mi amistad y compañía,

Más ahora le brindo mi corazón sincero

Y un amor verdadero

Jamás perecedero.

Mis pecados fueron saber y ser mujer

Retrato de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana
Retrato de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana

Por Marcos Solache

Introducción

Ser mujer, socialmente, nunca ha sido sencillo; no quiero decir que alguna otra condición sexual lo sea, pero no se puede negar que el sexo masculino sigue, y seguirá dominando el mundo y sus contrarios.

Ahora imaginemos a una mujer que se para enfrente, de igual a igual, contra un hombre, una sociedad, y un mundo entero; es imposible sostenerlo.

A Sor Juana la mató el hombre, y es un homicidio con el que cargamos todos de manera inconciente, al reprimir, quizá también inconcientemente, a las mujeres que nos quieren dar par, o nos muestran errores.

El sexo débil, el que molesta, el que da placer, el sexo que tentó al recto y lo hizo caer en el pecado mortal.

¿Acaso no fue Eva quien, indirectamente, sacó a Adán del Paraíso?, o mejor esta, ¿no fue Sor Juana quien mostró al arzobispo Aguiar y Seijas que una mujer era mucho más entera en conocimientos sacros, que el mejor teólogo jesuita de la época?.

Si Sor Juana hubiera sido hombre, que ciertamente hubo un intento de travestirse para poder acudir a la Universidad, nunca hecho al parecer; sin embargo, si lo hubiera sido, como Góngora o Lope, sacrílegos de muy poca reputación religiosa, quizá hubiera vivido treinta años más, escrito cientos de poemas más, y quizá igual o más reconocida de lo que es; mas quién hubiera hecho lo que ella, quién hubiera afianzado a la mujer en un lugar digno dentro del raciocinio humano, quién hubiera sido primero feminista que poeta.

Yo creo que nadie, como también creo que lo más sobresaliente de su vida es el haber sido de la forma que fue, siendo mujer.

Todo está con mesura

Mucho de lo que escribió Sor Juana, fue por encargo y para figurar ante la Corte y la Iglesia.

Ambos, los organismos más importantes de la época; acción entonces, que políticamente la dejaba muy bien parada tanto a ella, como al convento de San Jerónimo.

Parte de los encargos de la Corte, y quizá especialmente de las virreinas con las que convivió, fueron las puestas teatrales, resaltando por supuesto, el resaltadísimo auto sacramental del Divino Narciso, que bien valdría un comentario completo.

Por ahora solamente me ocupo de una loa, no precisamente la que se incluye en la dicha obra.

La loa es una composición breve, anteriormente en verso, hoy inclusive puede ser un monólogo, con la importante característica de escenificarse antes del primer acto; una especie de prólogo recitado, y muchas veces acompañado de música.

En el caso que comentaré, Sor Juana hace cinco cuartetos en octosílabos.

Por ahora esta es muestra de la diversidad de la poetisa, faltando que el lector se interese por los romances, las redondillas, los villancicos, los epigramas, y por supuesto, la obra magna: Primero Sueño.

Regresando a esta loa, comenzaré por escribir que el propósito es mostrar la perfecta Obra de Dios, la que está con tal mesura y orden, en perfecto eslabón, que el concierto que da el mundo, es armoniosamente ideal, donde no sobra ni átomo al aire, ni centella al fuego.

La tercera estrofa, en esta escena reiterativa sobre la perfección del mundo, esboza ligeramente una de las razones por las que Bruno fue quemado, Galileo abjurado, y Copérnico comprometido a medias.

            (…)

            Que con esférica forma

            a la Tierra el mar rodea,

            (…)

Aunque no dice categóricamente que la Tierra es redonda, sí es muy claro que el mar, que lo rodea, lo es.

Lo anterior demuestra que Sor Juana siempre tuvo interés por cuestiones de ciencia, lo más actualizada que pudo, aunque dada la época y situación de ser colonia española, nunca estuvo al día.

Cuando mi error y tu vileza veo

A continuación comentaré un soneto, con la confesión de que mi primer encuentro con Sor Juana ha sido a través de ellos, y no de otras y muy diversas composiciones que practicó.

Quizá lo que decía Eliot sobre los grandes poetas sea parcialmente cierto; ya que para serlo, han de ser excelentes, diversos y abundantes.

Sor Juana cumple con todo, aunque como es obvio, la abundancia no está llena de excelencia, mas si se tiene una visión crítica y propia de la obra, se podrá destilar de ella, lo excelente.

Desde mi muy personal punto de vista, y en vía de adentrarme más y seriamente a su obra, creo que sus sonetos son una de las formas más en molde. El soneto le iba muy bien a su lenguaje, intelecto, y propósitos.

Este soneto, de corte pasional, aunque mediano en sentimiento, será porque aparece el nombre Silvio y no el Lysi, expone uno de los temas predilectos y más versados de su poesía: el desplante del hombre hacia la mujer.

Aquí valdría apuntar la famosísima redondilla, sátira filosófica, que incluso aparece como leyenda en los billetes de doscientos pesos:

            Hombres necios que acusáis

            a la mujer sin razón,

            (…)

Famosos versos que, como vemos, hasta el momento han sido la primera moneda de presentación para inmortalizar a la poetisa; que sin embargo surgen como una fuerte respuesta a la actitud masculina, a quien tanto se entregó, al menos verbalmente, en muchos otros poemas.

En general la estructura del soneto le quedó a Juana Inés, como proemio de formas más largas; ya que gran parte de estas composiciones gozan de solidez y redondez, pero en casos como este, de precipitación final, aunque no pierden la fuerza ni hilaridad con la que comienzan.

Sería muy arriesgado decirlo, pero me parece que la extensión ideal de Sor Juana, está entre el soneto y la libertad que presenta la silva o el romance; sin embargo no una libertad tan extensa, ya que caería en el intento, muchas veces infructífero, de levantar poemas que van cayendo naturalmente, porque dicho sea de paso, la estructura de cualquier poema es la caída, con un pequeño retuerzo vivaz en el final.

Regresando específicamente a esta composición, debo empezar diciendo que el núcleo es una experiencia que parece fundarse en la imprudencia en palabra de mujer.

Todo gira alrededor de la búsqueda, no del perdón del hombre, y el entendimiento íntimo que imposibilita a la mujer a dejarlo a un lado.

            Contemplo mi error y tu vileza veo,

            contemplo, Silvio, de mi amor errado,

            (…)

 Un golpe de frente contra la pared, sabiendo del error y la vileza masculina; mas de todo aquello, lo más fuerte es el deseo de seguir pensándolo.

Los tercetos, caen en un profundo razonamiento, sin perder el toque intelectual más que sensible, del porqué, si ese amor es infame, no se niega, o mejor aún, se aparta.

            (…)

            Yo bien quisiera, cuando llego a verte,

            viendo mi infame amor, poder negarlo,

            (…)

Interesante que la advertencia de esa negación, provenga de la razón y no del sentimiento, ya que parece que Sor Juana intentaba, debido a su vocación científica, a racionalizarlo todo, en veces tan soberbia, que anula la influencia de Dios.

Aunque en sus obras se lea como una mujer de esta altivez, no olvidemos que en el final de su vida, tuvo que doblar las manos y abjurar a media lengua todo lo que creía.

Una buena pregunta sobre lo anterior sería, si en los últimos años hubo dignidad o no; difícil contestarlo, aunque a sabiendas de que estos hechos la llevaron a diezmarla en cuerpo, no sorprende que haya sido también en espíritu, que es donde se conserva esta fuerza vital.

El último terceto advierte, como muchos de sello profano, la trasposición de un amor que pudo vivir Sor Juana, inclusive con la misma Condesa de Paredes.

            (…)

            porque el gran delito de quererte,

            sólo es bastante pena, confesarlo.

El amor es lo más sublime a lo que puede aspirar el ser humano, podría decirse inclusive, que el amor es lo menos humano que tenemos al alcance; por eso parecen absurdas todas esas leyes morales e intentos de posesión que damos a todas las cosas y estados, creyendo también que el amor lo podemos poseer en una persona y a todo tiempo.

El complejo sexual de Sor Juana, como ella toda, es evidente, y no tengo el alcance para enmarcarlo; mas escribiré lo obvio:

El amor que profesó a María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, fue el más auténtico, genuino y elevado que le ofreció la vida.

 Cuando la Marquesa de la Laguna tuvo que regresar a España, imagino que Sor Juana, de alguna manera supo que su corazón se quedaría huérfano por siempre de amor, debido a que había puesto una cota muy alta en su sentir.

Seguro este fue el tiempo para autentificar los versos anteriores; ya que no hubiera sido mucho el que ambas permanecieran el resto de su vida juntas, pero era imposible, porque su amor no podía confesarse.

Inés, yo con tu amor me refocilo

Termino mi primer aborde, muy somero por cierto; no sin antes incluir un soneto de corte muy variado, se dice sátiro burlesco, y yo le agregaría: picarón.

La variedad poética en la poetisa nacida en lo que hoy es Estado de México, es indiscutible, tal como lo demuestra esta composición, que por cierto pierde toda seriedad de monja católica.

Esto concluye que Juana Inés tenía sentido del humor; en su vida habían risas y juegos, alegría para poder jugar con las palabras, cumplir con las normas compositivas, y no siempre hacer de la poesía un medio serio y profundo, sino también un espacio lúdico para cualquier lengua.

El soneto tiene como presa de corazón a Inés, de la cual se podría pensar, en acto muy narcisista, que alude a la monja jerónima perseguida por sí misma.

El hispanista alemán Ludwig Pfandl, escribió que la personalidad de Sor Juana se inclinaba hacia lo maníaco depresivo, masculino y narcisista.1

Comentario muy fuerte y me parece poco aguzado; ya que parece dejar a venda científica la capacidad de juzgar a alguien de manera determinista, sobretodo, y únicamente, apoyándose en sus textos.

Aunque este poema hace pensar, efectivamente en el narcisismo de Sor Juana, no lo creo del todo tal; pero sí decir que todas las personalidades de creación artística, en grados, lo tienen.

Unos de los mayores narcisistas, sin duda fue Salvador Dalí.

Interesante que esta composición emplee palabras muy populares de la época, ya que precisamente, la dirección de este poema, es hacia la gente que se divertía con composiciones burlescas, y si se me permite una dirección más fina, hacia las mujeres de libido extenso y algo expuesto. El final de este poema, quizá sonrojó a mismas virreinas.

Este soneto es una persecución en pasado, con muchos estados; los hay de contemplación, de celos, de gracia, de enojo y de angustia.

Todos, finalmente graciosos, y con el tanteo de rematar las risas en el último terceto:

            (…)

            y espero, Inés, que entre esto y entre aquello,

            tu amor, acompañado de mi vino,

            dé conmigo en la cama o en el coso.

Parece que la última palabra detiene lo desenfrenado que cayó la práctica de embriagarse y follarse a Inés; que por cierto, denota a conclusión que la misma Sor Juana reparó en sus propias palabras.

Conclusión

Averiguar que la monja jerónima silenció sus más verdaderos pensamientos, me parece hasta cierto punto, tan obvio como necesario.

Al principio de este texto, he dado muestras de ello.

Eso no la diferenció de cualquier otro ser humano, Sor Juana buscó el poder y la fama, y en buena medida tuvo ambos.

Entre todos estos agrados y palmares, sembró fuertes y encarnados enemigos, los cuales, en mayor parte por envidia y complacencias reprimidas, tuvieron la satisfacción de verla morir.

Situación también, muy en acuerdo con el negro sentir humano.

Mas, ¿cuál es el mayor valor de su obra? Aquel papelillo que llaman El Sueño”, que por cierto, en sus palabras fue el único que escribió por voluntad y gusto propio; no lo creo, y no del todo.

Lo que más vale de la obra de Sor Juana, es la perseverancia en ella.

Si de toda su obra, podemos reducir a la excelencia unos cuantos poemas, suficiente; pero conservemos más el ardor con el que, por cualquier medio, deseó conocer el mundo, saber de él; entenderlo a la medida, y amoldar la palabra para poder llegar a emparejar lo que sentía con lo que quería expresar.

El gran valor de Sor Juana, es que como cualquier ser humano, tuvo dudas, miedos, deseos y esperanza; pero de todos ellos, hizo un solo y verdadero camino de salvación: la poesía.

Bibliografía:

1.- Octavio Paz. Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. Editorial Seix Barral. 12 da Reimpresión. México. 1998.

Yo, la peor de todas

Sor Juana Inés de la Cruz - Imagen Pública
Sor Juana Inés de la Cruz – Imagen Pública

Por Marcos Solache

Introducción

De Sor Juana, muchas cosas, pero casi nada. Como afirma Octavio Paz en uno de sus mejores ensayos: la biografía de Sor Juana está por escribirse.1  Lo que realmente debe decirse es que la biografía de Sor Juana nunca se va escribir, al menos no como lo pensaba Paz y muchos otros admiradores y fieles devotos de la monja jerónima.

Precisamente porque el enigma de Sor Juana radica en que se conoce, digamos, algo considerable de su obra y vida, mas eso considerable hace que los historiadores, poetas y demás interesados, queden insatisfechos y propensos a una búsqueda complicada.

Sor Juana es una joya caleidoscópica que siempre mostrará algo nuevo y distinto, mas nunca completo ni absoluto, tal como cualquier ser humano. En esta primera aproximación a Sor Juana, comentaré brevemente tres sonetos.

Sobre la clasificación y recopilación de su obra, valdría la pena apoyarse en la hecha por Alfonso Méndez Plancarte; mas dejo en el lector la libertad de encontrar en una simple búsqueda la compilación que agrade.

En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?

Las circunstancias de vida, su amor y pasión al conocimiento, obligaron a Juana Inés a tomar un único camino para sobrevivir y sobrepasar un poco su necesidad intelectual.

El convertirse en monja, fue el singular modo que vio como posible y digno, para hacer lo que hizo. Sin embargo, el precio no fue barato; sufrió, se humilló, y al final de su vida, sin fuerza para un levantamiento más, cedió a la muerte.

Este soneto es un claro discurso de su condición, y precisamente, de la persecución que siempre implantó el mundo en ella; especialmente, el sexo masculino católico.

La juzgaban por se monja y no cumplir con cabalidad la regla, realizando lo que ni siquiera una mujer casada podría hacer libremente en casa.

Pero cuál era la ofensa, si todo lo que hacía Sor Juana era puramente artístico. Cuál era la grosería y altivez, si solamente era menester:

            (…)

            poner bellezas en mi entendimiento

            y no mi entendimiento en bellezas?

            (…)

Este modo de invertir el razonamiento lógico, fue muy común en su poesía, yo diría que en más ocasiones intelectual que sensible.

Aunque Sor Juana en su tiempo de madurez conventual, gozó de una solvencia económica desahogada; siempre hizo caridad, compró libros o artefactos científicos especiales de época, nunca tuvo, lo que se podría denominar, riqueza, pues tampoco la buscó, al menos no la material.

            (…)

            Yo no estimo tesoro ni riquezas,

            (…)

Este soneto, como dije, es más bien una justificación puesta en rima y metro; no posé variación alguna en composición, diría mejor, se lee de un solo respiro, hilado y cadente.

Los tercetos finales rematan sus gustos personales, por los cuales reclama al mundo, y de los cuales siempre se apoya en una justificación o desprendimiento de la moral católica, que permanentemente se ha revestido de rigurosidad externa, y laxitud interna. Como en este verso que deshecha a la hermosura por ser:

            (…)

            (es) despojo civil de las edades,

            (…)

 

                                                           *el paréntesis en el verso anterior, lo he colocado únicamente para hilar la lectura.

Remata muy en acuerdo con aquello de que la belleza es vanidad, afirmando que prefiere:

            (…)

            consumir vanidades de la vida

            que consumir la vida en vanidades.

Par de versos, a propósito, aparentemente hechos para cerrar, de nueva cuenta, como razonamiento inverso lógico. Que por cierto, si esto fuera una confesión jurada, no permitirían que la monja jerónima saliera muy bien librada ni justificada en su empeño reclamo de persecución.

Como conclusión entonces, se podría decir que Sor Juana, como casi el total de los seres humanos, vivió frustrada, haciendo lo que quería, mas no del modo que deseaba. No debió de haber sido monja, pero si no lo hubiera sido, quién puede saber si de ella hubiéramos tenido algo.

No queda más que agradecer al hábito, y bajo esta aprensión de vida, tratar de entender un poco más su obra.

Detente sombra de mi bien esquivo

Sobre el paso de Sor Juana en la corte virreinal, y lo que se especula como el tiempo en el que seguramente tuvo serios pretendientes masculinos; que sin embargo nunca prosperaron por su pobre condición de dote, aunque ciertamente nunca vio en ello camino para consagrarse al estudio y conocimiento, quizá de ahí su determinación temprana a ser monja.

Aquel momento entonces, fue seguramente su primer encuentro serio con el amor personal, que sin duda, años después redefiniría con la Condesa de Paredes, “Lysi”, con la que llegó a una conclusión preponderante:

            “Las almas no tienen sexo”.1

Sin embargo este soneto no toca el amor homosexual, que por demás solamente se ondea en las piezas dedicadas a la dicha Marquesa de la Laguna. En este aborde, más bien se sobaja a la mujer en la relación encantada y guiada por el hombre.

            (…)

            imagen del hechizo que mas quiero

            bella ilusión por quien alegre muero,

            dulce ficción por quien celosa vivo.

            (…)

Versos cadentes, serios y sufridos, hechos en el espejo del encantamiento amoroso; terreno destino en el cual todos colocamos las experiencias transhumanas.

El segundo cuarteto, que continúa en el mismo tono de sometimiento a la posesión del amado, aborda un elemento innovador en la época: el magnetismo.

            (…)

            Si el imán de tus gracias atractivo

            sirve mi pecho de obediente acero,

            (…)

Este cuarteto termina con la desilusión de la amada, burlada por un deseo fugitivo.

Sobre los tercetos, vale la pena decir el descompás que se siente en el salto del primero al segundo, que bien podría ser un cuarteto.

Sin embargo, y con lo rígida que es la forma del soneto, aparece esta pausa espacial, que no está en acuerdo con la continuidad de los versos; situación que deja muy en claro que en aquel tiempo el espacio en blanco no tenía ningún valor, cosa que sí, las ahora casi absurdas, formas canónicas.

Aun con lo anterior, este soneto, que es uno de los más famosos, concluye bien y nunca cae, aunque tampoco asciende.

Finalmente retoma el tema de los primeros versos, y con la fantasía en la que se labra prisión el amor fugado, cierra a un amarre distante de brazos y pecho, con el siempre presente: hechizo del amor.

Verde embeleso de la vida humana

La poesía de Sor Juana no es armoniosa, no como lo entendemos hoy, y bajo la justificación de que casi toda la poesía barroca no lo es, que bien se puede distinguir por lo culto y profano hecho bajo la cúpula religiosa.

Irónico es, que los dos poetas más importantes de la época, y quizá del virreinato, hallan sido, primeramente, mujer y hombre de congregaciones religiosas.

Mas de nuevo tendríamos que poner cada una de sus obras en época, para poder dilucidarlas un poco mejor.

En este soneto, confieso uno de los mejores a mi gusto; Sor Juana toca de manera muy sutil y elegante, un tema eterno, la esperanza humana. Que apropósito, la viste de verde en quietud, y de dorado en frenesí.

En la reclusión del convento, Sor Juana cultivó y fomentó valores preponderantes para una poeta, como lo son la quietud, soledad, y algo de introversión.

Aunque tuvo una vida social muy importante y activa, es obvio que Sor Juana, en su celda, siempre se sintió sola y huérfana. El haber sido “hija natural”,  quizá la hizo ver el mundo de una manera más cruda, y por qué no decirlo, real.

En este soneto, precisamente coloca a la esperanza como un sueño reiterativo, alma del mundo, hábito viejo que siempre se siente lozano y fresco. El fracasar no tendría justificación si no deseáramos volver a intentar, y así un día triunfar, si no al menos justificar el alcance de las posibilidades.

Sin embargo, la poeta bien sabe que todas estas suspicacias, no harán que el mundo deje de creer en ella, y es por eso que en el primer terceto empieza partir camino.

            (…)

            siga tu sombra en busca de tu día

            (…)

Panorama que con dejo, abandona en la oscuridad, autojustificándose como una excelsitud el no tener esperanza, y mirar la vida sin los verdes vidrios por anteojos.

La tesis de la carta atenagórica, que valdría un comentario aparte, se desprende de la desesperanza, afirmando que la mayor fineza de Cristo, sea Dios, es respetar a cabalidad del libre albedrío; es decir, apartar completamente el hecho esperanzador y extraordinario en el cual únicamente puede intervenir el Ser Supremo.

El último terceto, como se espera, después de apabullar a la noble esperanza, dibuja la cota personal, muy apropósito en cambio de ritmo, bien hecho a nueva y última estrofa, con lo siguiente:

            (…)

            que yo, más cuerda en la fantasía mía,

            tengo en entre ambas manos, ambos ojos

            y solamente lo que toco veo.

Estos versos son muy generosos; comenzando con una contradicción, ya que aunque el poema versa de ser un develo cruel hacia la esperanza, ella misma se constituye en su propia fantasía, de la cual se diría que no hay alguna que no goce de esperanza, ya que ambas se cultivan en la vega de la ficción. Eso, aunado a que la labor de poeta, como su distinguido caso, siempre es una abstracción de lo real, aquello que dice que toca con los ojos.

Linda figura retórica, que podría bien sonar a moderna, o incluso surrealista; pero eso no es lo más destacado del par final, sino que en este breve espacio deja muy en claro la contraposición de su sentido poético, frente a su sentido científico.

Sor Juana, como los antiguos y verdaderos filósofos, abarcó, o al menos ese fue su intento, muchas ciencias: astrología, matemáticas, física, química, música, etc. En todas sobresaliente, debido a su dedicación y por supuesto enorme intelecto; sin embargo, siempre supo que lo mejor de ella, era su poesía. Por eso, este gran soneto, cae en lo circular y casi imperfectible.

Una buena, y última pregunta sobre esta ocasión sería: ¿cómo realiza, por medio de una visión seria, lógica y estructurada, el acaparamiento de un tema tan mundano, a través de un lenguaje florido y metafórico, justificando a su vez, y finalmente, su doble visión; la poética y la científica?

Este poema, y gran parte de su obra, reúne partes que en un ser humano cualquiera, pueden parecer inconciliables o incluso irreconocibles. Sin embargo, la gran alma de un ser extraordinario puede eso, y como lo dejó en claro, pudo mucho más.

Bibliografía:

Octavio Paz. Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. Seix Barral. México. 1998.

In memoriam, a JFK

por Andrés Téllez

Líneas adentro
the friendly fire sound
Los enemigos de Roma
al imperio y desde dentro
le ardían el cuerpo…

De rapiña
las aves y los lobos
despedazando
de la madre y el cordero las entrañas…

Conspiración y asedio,
despliegue y ejecución.

40 bestias
emergiendo
en las bahías de los cerdos
salvajes.

40 bestias                    ¡Molok!
ladrón ladrando…

Y con la mira entre dos balas
estrellada noche en Dallas…

el silencio entumido _____ luz ahogada
y en el aire de noviembre _____ el susurro
de la muerte helada…

a ti. siempre,
mi rara estrella

Y cuando el tiempo aun no era
y ni medida había para los días:
del corretear de sol y luna
aprendimos
de los caballos
la música del galopar,
y en el trote /agreste
del bisonte
el bufido multiforme
de la carne hirviente
cuando el cuerpo se resuelve
en embestidas
musitar la noche
y con el canto endido
de luciernagas /plagado
cielo distante,
arca del sueño
del paquidermo
revive un nuevo despertar

 

Un estertor de muerte
con la garganta poblada

de encinos, luciérnagas inquietas
trasquilan la noche
Como una pera
: dulce parcela crecida
de miel, gotitas de cielo
para la adversidad de la garganta
sereno de la madrugada,
fruto crecido, horneado
cariño bajo la almohada.

Campo de guerra, de Sergio González Rodríguez

 

Campo de guerra - Imagen Pública
Campo de guerra – Imagen Pública

por Carlos Morales Galicia

Tal vez lo primero que llame la atención de Campo de guerra sea esto: Premio Anagrama de Ensayo. Hace tiempo que desconfío de los premios literarios, no por ser subjetivos sino porque muchas de esas obras son complacientes con un sistema; otras más buscan encontrar al lector en vez de retarlo. Es por eso que me acerqué con cierta desconfianza al libro. No quisiera iniciar con una divagación, tampoco quiero polemizar acerca de qué es un ensayo y qué no lo es; sucede que estamos frente a un texto que mucho más complejo y arriesgado de lo que el laurel que se le adjudicó sugiere. Para acercarnos un poco a la finalidad literaria de Sergio González Rodríguez hay que aclarar que es una investigación periodística que echa mano del ensayo, la cual sostiene una hipótesis: cómo los conflictos bélicos mundiales benefician a Estados Unidos, especialmente a la industria armamentística, a su sistema político y económico; en este caso la disputa es México.

González Rodríguez no se conforma con hacer una investigación periodística –como si eso fuera poco, como si no supiéramos el destino de la gran mayoría de mujeres y hombres que se han quedado en el camino por ello-. Además hay una intención de batirse con el lenguaje. Porque lo que vivimos hoy no es cualquier cosa y no puede ser narrado de la misma manera en que se hacía antes. Es por eso que el autor echa mano de todas las fuentes de información posibles para tratar de justificarlo todo, aquí las imágenes se convierten en textos y los textos se convierten en imágenes. Es posible que muchos de los términos que se encuentren en el libro no sean familiares, pero basta con leer y volver a leer para que hallar su significado, pues Sergio González Rodríguez, al igual que Celan, sabe que no se puede relevar al lector de su tarea y su responsabilidad de comprender.

A pesar de lo anterior, no puedo dejar de hacerle un par de reparos: el primero es el uso del término “lógica-policial” de Rancière (sería elegante haberlo citado), el segundo es ubicar en las notas la posibilidad de resolver los conflictos mediante acciones pacíficas, pues considero que le habría dado mayor fuerza a las conclusiones.

Hay por ahí una frase de Adorno -“La profundidad del pensamiento se mide por la profundidad con que penetra en el asunto, no por la profundidad con que lo reduce a otro”- que bien podría emplearse para valorar Campo de guerra. La injusticia, la impunidad y la corrupción que se relatan nos permiten entender un poco mejor el presente y tratar de echar una luz en la oscuridad, pues las tres son ajenas a esa esfera de acuerdo humano, de mutuo entendimiento: el lenguaje.

Estado de negación

Metro - Imagen pública
Metro – Imagen pública

por Alejandro Vázquez

La vida corre normal. Levantarse, desayunar, metro, escuela, alcohol, casa, tarea. Así, durante días, semanas y meses. Hay algo que está jodidísimo, y tú lo sabes. Pero después de movimientos infestados, marchas estériles que terminan oliendo a mota y élites revolucionarias, uno termina ciñéndose a una omertà que va más allá del Estado, dejando intactas solamente las estructuras más básicas: amigos, familia y taqueros de confianza.

Pero la peste sigue.

Y sigue a tal grado que grita por todos los medios posibles. Las imágenes estúpidas de féis bajan por la pantalla, intercalándose con las fotografías del nuevo avión presidencial, de chicas desaparecidas, niños extraviados y de fosas comunes. Recuerdas que hace algunos años el solo término te escandalizaba, pero ahora ha pasado a ser algo normal. Y tu pensamiento se detiene ahí.

¿Qué pasa si tu pensamiento se lanza al abismo?

El avión presidencial podría pagar un quinto del presupuesto de la UNAM y más de 100 hospitales.

Marcha - Imagen pública
Marcha – Imagen pública

Las chicas desaparecidas no son solamente sus fotografías: son mujeres como tu madre, tu hermana o tus amigas: sienten. Y sí: sabes cuál es su posible destino y la desesperación e impotencia que éste representa para ellas y para sus familias. Es un cúmulo de desesperación, la peor de las incertidumbres, torturas y vejaciones que no te atreves ni a imaginar ejercidas en alguien cercano a ti.

Los carteles con imágenes de niños ausentes no son sólo su impresión: son una familia quebrada. Y sabes que pudiste haber sido tú, o cualquiera de tus sobrinos o hermanos. Son niños arrancados de un desarrollo feliz, de los padres que los concibieron y de personas que alguna vez celebraron, mal o bien, su llegada. Son niños buscados, amados, llorados. Y posiblemente, niños convertidos en simple mercancía para cualquier hijo de puta que pueda pagar por ellos.

Las fosas comunes no están llenas de materia orgánica cualquiera: son cadáveres que fueron personas capaces de hacer, pensar, reír, amar. La materia orgánica en estado de descomposición es una analogía de lo que le sucede a México. Y también lo sabes.

¿Lo peor de todo? Que después de aventarte al abismo sigues clavado frente al monitor, sin idea de qué putas puedes hacer.

Fosa - Imagen pública
Fosa – Imagen pública

Compartir links difunde la información… siempre y cuando tus contactos se tomen la molestia de siquiera darle una leída. Ir a marchas es hacer visible el descontento (lo cual está bastante bien) siempre y cuando –otra vez– no sea la misma “élite revolucionaria” doblemoralista la que tome “el mando”; la élite que es más que tú porque ya se chingó un libro de Martha Harnecker y todos los prólogos de El Capital, o la que crea su círculo de bí-ai-pís con base en simples relaciones de interés con partidos “de izquierda”. Ser parte de un colectivo puede redundar en esfuerzos que devienen en una acción que sirve para pinches nada. Los que desaparecen a nuestras hermanas, hermanos, madres, padres e hijas son los mismos que detentan el poder.

Para salir del abismo tienes dos opciones: o procuras mantener tu zona de confort a costa de cualquier cosa, o haces cualquiera de las opciones antes mencionadas y aún más. Ninguna parece factible. Pero algo tiene que hacerse, y esto ya es decisión de cada quién.

Y aunque no lo parezca, ahora ya no busco juzgar a nadie.

Sólo siento vergüenza por haber cerrado tan fuerte mis ojos durante todo este tiempo.

El Ying y el Yang

Ying Yang - Imagen Pública
Ying Yang – Imagen Pública

por María Mañogil

Llevo colgado del cuello un cordón azul oscuro, casi negro, que rescaté del fondo de uno de esos cajones en los que guardo cualquier cosa que no sé donde guardar. Creo que todos debemos tener un cajón así en casa, en los que se puede encontrar desde un tornillo hasta un trozo de papel de regalo medio arrugado que algún día reciclaremos envolviendo con él un obsequio de esos que hacemos porque sí, porque nos apetece.

En cada uno de los extremos de ese cordón azul hay un cierre, también encontrado casualmente en el famoso cajón de las cosas denominadas “inútiles de momento, pero que pueden dejar de serlo en el instante más oportuno”, y en ese cierre hay enganchado un colgante plateado, una especie de amuleto pequeñito, en el cual se puede identificar claramente el símbolo del ying y el yang.

Ese amuleto adorna mi cuello siempre, desde que me levanto hasta que me acuesto y no es porque yo sea supersticiosa y piense que va a atraer la suerte a mi vida, pero me lo regaló mi hija hace unos meses y desde entonces no me lo he quitado.

El ying y el yang simbolizan las dos caras de una misma moneda: el bien y el mal, lo masculino y lo femenino, lo racional y lo espiritual, todo y nada, lo que tenemos y lo que nos falta. Lo que somos todos, al fin y al cabo: dos mitades unidas que son cada una el reflejo especular de la otra.

Aunque cataloguemos todo por inercia de malo o bueno, en verdad todo es bueno y malo a la vez y, a pesar de que ahora se ha puesto de moda llamar bipolar a alguien por sus constantes cambios de humor, confundiendo estos cambios con el trastorno bipolar, que es una enfermedad y debe ser diagnosticada por un psiquiatra y no por cualquier charlatán, la palabra “bipolar” (no la enfermedad), hace

alusión a algo que tiene dos polos y que yo sepa, todos los tenemos. Así que ser “bipolar” debería ser lo más normal del mundo, ya que incluso el agua lo es.

EL EQUILIBRIO

Yo entiendo que ser una persona equilibrada es tener emocionalmente de todo, en pequeñas cantidades y hacer uso de ello moderadamente. Como la tristeza y la alegría no se pueden manifestar a la vez, es lógico que las alternemos y no por eso nos llaman desequilibrados, pero sí lo hacen cuando el intervalo de tiempo entre esas dos emociones es inferior a ¿cuánto? ¿Alguien se ha molestado en hacer un cálculo? Yo no, porque no me importa la facilidad que tengan y el tiempo que transcurra para los demás al alternar estados de ánimo.

Las personas desequilibradas creo que son precisamente las que se mantienen siempre estables o lo aparentan. Deben tener más de ying que de yang o viceversa. Otra cosa es la incoherencia, que hay quien confunde con la inestabilidad cuando no tienen nada que ver. Claro que también hay quien confunde “buenos modales” o “buena educación” con respeto. O formación académica con inteligencia.

 APRENDER A LEER Y A ESCUCHAR

Para llamar incoherente a alguien hay que aprender primero a escuchar, porque hay gente que se dedica a oír, pero no escucha. Lo mismo pasa al leer cuando creen que una serie de palabras desordenadas significa algo en especial. Las palabras van unidas formando frases y esas frases, separadas por comas, puntos, conjunciones o demás, se relacionan con otras frases y así se le da sentido a un texto. Pero hay quien lee sólo las frases que le convienen para después hacer una interpretación falsa de lo que ha leído. Más que falsa, incompleta.

También hay que saber distinguir lo que es una metáfora de lo que no lo es, que eso lo distingue hasta un un niño de seis años. A mí me han llamado incoherente algunas veces cuando lo que querían decir era que soy emocionalmente inestable (más inestable de lo que se considera normal). No me importa; todo el mundo se confunde alguna vez con el significado de las palabras.

También me han llamado incoherente por haber dado mi opinión sobre el aborto y eso sí que no es confusión; es no saber leer o leer frases que no están escritas. Hay gente que podría tener la misma imaginación al leer relatos que al escuchar opiniones, ya que precisamente, quienes inventan lo que no he dicho, suelen ser los mismos que creen al pie de la letra lo que leen en un relato. Espero que no les pase lo mismo en su vida cotidiana.

Ying Yang - Imagen Pública
Ying Yang – Imagen Pública

¿EL DERECHO A LA VIDA O EL DERECHO A NACER?

Yo nunca he defendido la vida ni el derecho a nacer, a pesar de que algunas personas dicen que lo han leído en un texto mío (debido a una mala interpretación al leer, ya que no es lo mismo hablar de un derecho que defenderlo). No conozco a nadie que de verdad defienda las dos cosas, aunque sí la segunda, el derecho a nacer.

Nacer no es lo mismo que la vida, sólo forma parte de ella. Pero antes del nacimiento ya hay vida y después de éste la vida sigue y sólo concluye con la muerte.

Me dijeron que no podía ser que yo defendiera la vida de los animales estando a favor del aborto. ¿Cómo puedo defender la vida de los animales si yo me alimento, entre otras cosas, de animales? Lo que defiendo es su derecho a no ser maltratados y a no utilizar su sacrificio como una diversión. Sólo eso. ¿Que todos tenemos derecho a nacer?, ¿según las leyes de la naturaleza? No es cierto.

Si todos tuviésemos ese derecho, el embrión que no se llegó a formar hace unos meses dentro de mi útero (probablemente por alguna malformación genética) sí se hubiera formado y se hubiese desarrollado como cualquier otro embrión sano y hubiese llegado a nacer fuese cual fuese su malformación.

En mi caso era incompatible con la vida desde su fecundación, pero en el de otras muchas mujeres y hembras de otras especies no lo es y sin embargo su cuerpo lo rechaza. Por lo tanto ese derecho biológico no existe.

En biología no hay nada que suceda por derecho. De ser así no se habrían extinguido especies para que sobrevivieran otras.

¿Todos tenemos derecho a nacer según la ética? No lo sé. En mi opinión no.Todos los días, millones de personas impedimos que se reproduzcan otros tantos millones (o billones) de bacterias, que también deberían tener el mismo derecho a nacer que un humano, un perro, un pez o una cucaracha.

Las personas que, por ética, opinen que nacer es un derecho, que tengan su casa llena de cucarachas, que lleven el cuerpo lleno de picotazos de mosquito y que se nieguen a tomar antibióticos para combatir cualquier infección, que en este último caso ya se encargará su sistema inmunológico de cargarse a las bacterias que pueda sin necesidad de faltar a su “ética”, aunque, dependiendo de la infección que tengan, quizás no sobrevivan para contar lo bien que se sienten por haber respetado el derecho a nacer de esos billones de bacterias.

¿Todos tenemos derecho a la vida? Como digo, y dejando a un lado lo que es biológico y lo que es ético, la vida es mucho más que un proceso. Hay personas que siguen vivas gracias a una máquina que mantiene sus constantes, pero esas personas no están viviendo una vida como la estamos viviendo los demás. Permanecer con vida no es vivir. ncoherencia es defender el derecho a estar vivo y no asegurarse de que el ser al que otorgamos ese derecho va a vivir como le corresponde según su especie.

Por eso me atreví y me sigo atreviendo a llamar hipócritas a la mayoría de las personas que se definen a sí mismas “Provida”. onozco a muchísimas de ellas que justifican ese derecho con las leyes de la naturaleza y otras tantas ¿cómo no? con la trampa de la religión. Conozco también a algunas que aseguran que nunca abortarían, por poner un ejemplo, a un embrión o feto al que se le hubiese detectado síndrome de Down. Me parece una decisión muy correcta, siempre y cuando no intenten obligar a que otras mujeres no lo hagan.

Muchas de esas personas, cuando ven a un niño con síndrome de Down lo miran con compasión y dicen: -”Pobrecito, qué lástima”. Incluso cuando el niño lo está escuchando. Lo de dejar nacer a alguien para después sentir lástima por él y tratarlo como a un monstruo es muy humano.

Yo no he visto a esa gran mayoría de “providas” en ninguna manifestación cuando cerraron la asociación de ayuda a personas con Trisomía 21 (síndrome de Down) de mi ciudad. Tampoco las he visto recaudando fondos para evitar que dicha asociación se cerrara.

Ying Yang - Imagen Pública
Ying Yang – Imagen Pública

Ni las veo defendiendo los derechos de esas personas a ser tratadas como las demás, a ser integradas en los colegios con los demás niños (no recluidos en centros especiales), con los profesores y el soporte adecuado a sus necesidades de aprendizaje, con el fin de que en un futuro se conviertan en adultos independientes y puedan aspirar a los mismos estudios que el resto de sus compañeros y puedan acceder al mundo laboral con las mismas oportunidades que los que nacieron con un cromosoma menos y que son considerados “normales”. Éste es sólo un ejemplo que he querido relatar, pero conozco muchos otros de esas personas que defienden el derecho a nacer, mas no el de vivir (al menos vivir dignamente). ¿Qué por qué he empezado este texto hablando de mi amuleto con el símbolo del ying y el yang e incluso lo he utilizado como título? Porque antes de empezar a escribir estaba observándolo y no sabía cómo empezar. Así que se me ocurrió ser incoherente.

Igual de incoherente que sentirte “Provida-Religioso” y comerte un lechoncito (un bebé indefenso que también es una criatura de Dios) para ponerte morado celebrando la navidad. Igual de incoherente que sentirte “Provida-Biólogo” y regalarle una flor (ser vivo perteneciente al reino vegetal) a tu pareja para demostrarle amor y porque queda muy bonita y decorativa una flor muerta en un jarrón. Igual de incoherente que sentirte “Provida-Moral y ético” mientras te cargas a una mosca (bicho asqueroso y repugnante) porque te molesta que revolotee a tu alrededor.Lo único coherente que hay escrito en los primeros párrafos de este texto es la palabra “desequilibrado”, que queda muy bien con las personas a las que hacen referencia las tres frases anteriores.

O quizás todo sea muy coherente y lo que simboliza mi amuleto tenga mucho que ver con el tema del que he hablado después. Eso que lo decida quien lo lea. Yo me como el lechoncito en navidad, arranco la flor y la pongo en un jarrón y me cargo a las moscas con el spray insecticida porque soy tan asesina como el resto, pero al menos no me hago llamar defensora de la vida y por lo tanto, no soy una hipócrita.

El propósito – La canción

Amado Nervo - Imagen Pública
Amado Nervo – Imagen Pública

por Marcos Solache

I- La mal pagada canción.

Para terminar mis comentarios sobre algunos poemas de Amado Nervo, y continuando las secciones pendientes de “El estanque de los lotos”; prosigo con la nombrada “El Panorama”, y de ella su primer poema: “La mal pagada canción”.

El día 2 de Septiembre de 1905, Nervo tomó posesión del cargo de segundo secretario de la legación de Madrid y Lisboa. Aproximadamente tres años después, sería promovido al cargo de primer secretario en la misma legación. Conservará este puesto, y su presencia en España, hasta el año de 1914.Después de una intermitencia por cuestiones revolucionarias, se reintegrará en nuevo lapso, de 1916 a 1918, bajo el gobierno de Carranza, con el mismo título diplomático. Cabe decirse que entre otros intentos por afianzarse en Europa, fueron los de ser primer secretario en las legaciones de Suiza e Italia. El fenómeno de Europa, estuvo presente en todos los escritores latinoamericanos, quizá acentuado en el tiempo de los modernistas, finales del siglo XIX, y hasta el tercer cuarto del siglo XX con los pertenecientes al boom.

Sin más, y por mayores intentos, México y España, fueron las que siempre abrigaron en el poeta, la cuna de sus hogares. Vale mencionar también, el querer de Argentina y Uruguay hacia el mexicano; esto de 1918 hasta su muerte en Montevideo el 24 de Mayo de 1919. Por lo tanto, y por fuerzas enormemente mayores,comparadas a los deseos de su obra por traspasar el castellano; Amado Nervo, ineluctablemente tuvo que aguardar y aceptar la inmanencia de su poesía, en Latinoamérica y España.

Lo anterior como preludio de lo que significa “El Panorama” en “El estanque de los lotos”, que es sin duda,un pequeño y breve homenaje a la cultura española, significada por un mexicano.

“La mal pagada canción”, es un cantar que pretende a lo delos siglosXIII yXIV, contarnos una historia retomada de aquellos caballeros heroicos y sus cuitas de amor. Quizá a intento de serenata por lo de la primera estrofa, aunque yo diría en general, musical a lo trovador. En cuanto a la estructura del poema, presenta un metro constante de siete y ocho sílabas, rima consonante que llama la atención por resolverse únicamente con las vocales a y o. Si hay que hablar de división temática, debo decir que presenta solamente unión la tercer y cuarta estrofa, las demás espaciadas con congruencia en su libertad estrófica. El poema abre entonces, con una alusión a la serenata, y un lenguaje muy romántico y clásico.

            La trémula serenata

            que en la noche azul y plata

            (…)

Importante en esta primera estrofa el tema del desdén, actitud en la cual gira la memoria del caballero.

La segunda estrofa es geográfica, al indicarnos dónde se encuentra escrita.

            (…)

            en pergamino rugado

            en un archivo de León.

            (…)

Muy al estilo del Cantar de Mío Cid, bajo una descripción tal vez de monasterio, se encuentra el pergamino, entre muros ulcerados y hierros labrados.

La tercera y cuarta estrofa, también locativas, aunque quizá más generales al no otorgar coordenadas de ciudad; nombran los espacios donde descansan los amantes.

            (…)

            donde duerme en paz la augusta

            infanta que cerró, adusta,

            sus oídos al cantar.

            (…)

 

Sobre la actitud de la infanta, vale imaginarse otra historia, que dada la especificación de la época, podemos tomar acorde. Las noticias de las batallas en las que los valientes caballeros, que defendían la religión y la patria, solamente eran comunicadas, embellecidas y exageradas a lo más, por los trovadores de la época. Situación que nos coloca claramente en la escena, en que el cantador acude a la dama a narrar fiel hazaña, mas regresará con la sorpresa de que aquella ingrata cerró sus oídos al cantar. Por el lado del caballero, colocado en lóbrego crucero, reza la siguiente inscripción:

 

            (…) en lides el primero,

            defendiendo con su acero,

            contra el muslín algarero,

            la Patria y la Religión.

            (…)

 Una nota y posición clásicas sobre lo que la época exigía, que no era otra cosa que serle fiel a la cruz combatiendo a los moros. La última estrofa cierra con la disposición de esta canción de amor, que nos deja con las palabras del trovador y el perfume de aquella leyenda mal pagada.

            (…)

            aquella cuita de amor.

 

V- Propósito.

 

La última sección de “El estanque de los lotos”, es “La catástrofe”, de la cual tomo el quinto poema intitulado “Propósito”. Aunque la producción poética de Nervo agregó póstumamente dos obras, “El arquero divino”, y quizá una de aquellas por la cual es más recordado, sobretodo porque nos transporta a su más profundo e íntimo dolor, “La amada inmóvil”.

“La catástrofe” es una serie de poemas que aluden a la pesadez, tragedia, con una visión entre apocalíptica y profética, como algunas veces gustó el poeta, siempre sobre lo nefasto, pero con una positiva solución. Nervo gustaba de ver las estrellas,y en su departamento en Madrid tenía un hermoso telescopio, del cual decía: “encontré en el cielo de la noche, un oasis de serenidad”. Escribo lo anterior, porque parece que muchas de las predicciones fatales colocadas en “La catástrofe”, invocan el modo de los antiguos, leyendo las estrellas oaugurando maldiciones en los eclipses.

De muchas fuentes se sabe lo depresivo que fue Nervo, las innumerables crisis por las que pasó: la muerte de sus padres, la de dos hermanos, uno de ellos por suicidio; esto aislado de la noche más espantosa de su vida, aquella del 6 de Enero de 1912, en la que la amada inmóvil agonizó. Por esto no sorprende que haya elegido, para terminar sus publicaciones, una serie, que si vale decir algo ecléctico, sería entre “Plenitud” y “Perlas Negras”. “Propósito” es un poema dividido en dos estrofas, que no respetan la división interna que tiene el poema, si bien, también en dos secciones.

 La primera de ellas, hasta el séptimo verso, enmarca el escenario, a guisa, catastrófico, en el que vivimos.

            (…)

            borracho de crueldades,

            (…)

            la destrucción del débil,

            el aniquilamiento

            de todos los pequeños,

            (…)

 La segunda parte, a partir del octavo verso de la primera estrofa, y dando sentido al título, encausa el propósito más noble que debe tener un poeta.

            (…)

            tú, poeta, (…)

            ¡sé misericordioso!

            ¡sé cordial, sonriente,

            humano, siempre humano!

            (…)

Contra la maldad del mundo, y la debilidad de aquellos pequeños, en la libre conciencia de la que debe gozar todo hombre o mujer dedicados a la poesía; sean misericordiosos. En lo anterior Nervo es directo y exclamativo: sean lo contrario al mundo, sean buenos.

 La segunda estrofa, continúa a tono con la anterior, que fue dividida, sencillamente, por el corte enfático que da a sus últimas palabras.

            (…)

            amordaza el vocablo

            irónico, prefiere

            cortar las alas de oro

            a las abejas áticas

            del epigrama; (…)

Elegí esta parte singular y medular de la segunda estrofa, porque contiene una alusión a un personaje, quizá poco recordado: Jenofonte.

 

Este personaje, famoso en Atenas, de ahí lo de ático, fue alumno de Sócrates, de ahí lo de que llegó a crear diálogos filosóficos, si bien no filosos como los de su maestro, sí suaves y apacibles, no dulces, pero quizá por ello; abeja.

 El mensaje es claro entonces, aquél que quiera ser poeta, bajo el influjo de la venia de Nervo, debe de cortar las alas a la abeja de oro, si bien, y por supuesto, estudiar la época clásica, mas no estancarse en ella; avanzar. Encontrar el propio y único estilo en la soledad y muda composición del invierno. Permanecer sin afectación por los malignos alfilerazos, que sin duda serán lanzados. Y ante todo, aunque sea en parte:

            que (…)tu corazón sea

            urna que guarde un poco

            de la piedad de Cristo!

 

Esta es una de las ideas que más está desarrollada en “Plenitud”; debo insistir que aunque el final de este poema es un mensaje cristiano, no lo es en la ortodoxia; esto porque el poeta retoma y aclara al Cristo humano, en los sentimientos y accionares más nobles: piedad, misericordia, caridad; todos estos muy pegados en significación, pero como dice el título del poema, con el propósito de hacer a los de buena voluntad, más humanos.

El día 14 de Noviembre de 1919, Amado Nervo fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón de Dolores de la Ciudad de México. Ignoro intencionalmente cual es el epitafio que tiene; pero a manera de guardar el epigrama inicial del poema comentado:lo sugiero como tal.

            Et s´ilne reste qu´un

            jeseraicelui-là!

                        Victor Hugo.

Nervo - Imagen por Marcos Solache
Nervo – Imagen por Marcos Solache

La dictadura… ¿perfecta?

La Dictadura Perfecta - Imagen pública
La Dictadura Perfecta – Imagen pública

por E. J. Valdés

Luis Estrada es de esos cineastas contemporáneos que se han atrevido a hundir el dedo en las llagas del pueblo mexicano y nos ha hecho reír, suspirar, llorar e indignarnos… Cosas para las que los hijos del águila y el nopal somos re buenos, la verdad. Aún tenemos muy presentes sus cintas La Ley de Herodes, cruda sátira de la maquinaria priísta que sexenio con sexenio arroja locos como el presidente municipal Vargas, o El Infierno, filme aún más crudo que presentó la realidad del narcotráfico y el sexenio de Calderón en pleno festejo del “bicentenario” (y lo escribo entre comillas porque éste no será hasta el 2021). Este otoño, a dos años de la controvertida elección presidencial de 2012 (aunque, vamos, ¿cuál no lo ha sido?), Estrada nos presenta La Dictadura Perfecta, sátira de título engañoso, pues más allá de centrarse en las sucesiones presidenciales que tuvieron al PRI siete décadas en el poder se enfoca en un elemento poderosísimo de la maquinaria “democrática” de nuestro país: la televisión. Damián Alcázar es la estrella (mas no el protagonista) de la cinta como el gobernador priísta Carmelo Vargas, quien es víctima de un video-escándalo orquestado por Televisión Mexicana para desviar la atención de una terrible metida de pata del presidente de la República. Vargas, furioso por el costo político que el escándalo le representa, acude a la televisora, cartera en mano, para negociar el olvido del tema, pero sale de allí con toda una campaña mediática para embellecer su imagen a nivel nacional en aras de contender por la presidencia en las siguientes elecciones. Todo con cargo al erario público, por supuesto. Así, llegan a su estado, azotado por el narco y la corrupción, el productor Carlos Rojo (Alfonso Herrera) y el reportero estrella de la cadena, Ricardo Díaz (Osvaldo Benavides), quienes junto con el conductor más visto de la tele, Javier Pérez-Harris (Saúl Lizaso), montan todo un circo para transformar a Vargas de corrupto en héroe y, de paso, hundir a la posición en el estado, encabezada por el diputado Agustín Morales (Joaquín Cosío).

La Dictadura Perfecta - Imagen pública
La Dictadura Perfecta – Imagen pública

La Dictadura Perfecta nos presenta una serie de enredos tan cómicos como irónicos como crudos, acorde a lo que Estrada nos tiene acostumbrados, que ventilan el papel y peso que la televisión ostenta en la opinión pública y la política del país. “La televisión puede fabricar un presidente”, es la hipótesis del filme, y aunque eso lo sabemos todos de antemano es interesante verlo explicado con manzanas, riéndonos e indignándonos, impotentes, como siempre. La película explota sobre todo escándalos de los sexenios de Fox y Calderón, no sin tirarle sus muy buenas (in)directas a Peña Nieto, y encontramos sobre todo alusiones al “caso Paulette” y algunos ecos de los michoacanazos, los videos con La Tuta, y así. En general me pareció muy entretenida y bien lograda, aunque no puedo dejar de señalar el cierre de la película, que es más bien débil y un tanto predecible. Yo les hago esta recomendación: denle una oportunidad; a alguna conclusión los hará llegar. También actúan Tony Dalton, María Rojo, Arath de la Torre, Itatí Cantoral y Silvia Navarro (ñam…).